Barreras, mitos y temores rodean la realidad de las personas con discapacidades. Lo saben muy bien Maribel, Arure o la mamá de Andrea que día a día conviven con las dificultades que lleva consigo el diagnóstico del síndrome del espectro autista u otros que de algún modo están vinculado a éste.

En la jornada de ayer Benavente se vistió de azul para celebrar el Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo y se llevaron a cabo una serie de iniciativas, promovidas desde la Concejalía de Bienestar Social, para hacer visible a estas personas que en esta ciudad no cuentan con una asociación. "Es muy difícil promover una asociación de este tipo, dedicamos todo nuestro tiempo a cuidar de ellos", explicó una madre. "Si aprendiéramos a ver el mundo a través de los ojos de las personas con autismo, comprenderíamos por qué la vida les resulta tan difícil. Entonces podríamos empezar a eliminar barreras y a respetarles profundamente por los esfuerzos que hacen para sobrevivir", señaló el concejal del área, Antonio Vega.

Luis, es una de estas personas. Un niño de once años, diagnosticado de autismo desde los cuatro. Aunque de procedencia canaria, lleva seis años en Benavente y su familia día a día se enfrenta a las dificultades personales y, sobre todo, sociales. "Cada día va mejor. Aunque hay que tener en cuenta que Luis no está tan afectado. Él es bastante tranquilo, pero es muy rutinario. Tienes que seguir siempre unas pautas y anticiparle lo que vas a hacer", explicó y pidió "mucha más concienciación, consideración hacia ellos. No sólo es cuestión de terapias, son más cosas. Hay que derribar tantos falsos mitos que hay, desde que están en su mundo, que no sienten, que es culpa de los padres. Él es muy cariñoso y le gusta estar con la gente, aunque le cuesta expresarlo", añadió.

Maribel Juárez, madre de una niña de 11 años con el síndrome de Prader-Willi, un trastorno genético poco común que impide que se sacie al comer, pidió "mucha empatía, hay que ponerse en el lugar del otro". Explicó que este síndrome, que se ha conceptualizado dentro del espectro autista, lo que hace es que "es un poco obsesivo y tienen problemas de conducta".

El caso de Andrea es diferente. Se trata de una niña de 13 años diagnosticada con el síndrome de Williams, que según explica su madre, tiene presencia de rasgos de espectro autista. "El día a día es fácil porque ella no está muy afectada, pero cuesta mucho trabajo puesto que hay que estar encima de ellos, es muy rutinario", explicó su madre, quien además pidió "concienciación social y también por parte de los políticos". Además, explicó lo difícil que se hace "cuando la miran como si fuera un bicho o dicen lo de "ay pobre", eso duele mucho".

Entre las iniciativas realizadas por el Ayuntamiento estuvo la lectura del manifiesto por parte del alcalde y un joven con autismo, se leyeron también barreras a las que se enfrentan las personas diagnosticadas de autismo y se rompieron simbólicamente.