Monseñor Juan Antonio Menéndez ha encargado un informe a los párrocos sobre los robos perpetrados en las iglesias con el fin de evaluar las consecuencias y actuaciones a llevar a cabo.

El prelado astorgano quiere conocer al dedillo la "preocupante" situación en la que se han visto afectadas últimamente casi todas las iglesias del Valle de Vidriales, muchas del Valle del Tera y del resto del amplio territorio diocesano extendido por las provincias de León, de Orense y de Zamora. "Hemos encargado a los sacerdotes para que nos informen de todos los robos ocurridos en el año 2017 y lo que llevamos del 2018 para evaluar el porcentaje de las iglesias que han sido violentadas y de lo que se han llevado".

El prelado, en declaraciones hechas a este diario este domingo, al final de su visita pastoral por el territorio del Valle de Vidriales, dentro de una gira que viene llevando desde noviembre por el arciprestazgo de los Valles-Tábara, no deja de apuntar la dificultad en instalar seguridad en todos los templos, iglesias y ermitas. "Poner seguridad en todas las parroquias es casi imposible para nosotros", apostilla el máximo responsable de la diócesis quien, sin embargo, advierte de haber mantenido contactos al respecto con el jefe superior de policía de Castilla y León, en el transcurso de una visita de protocolo, así como de la Subdelegada del Gobierno en León, a quienes ha transmitido su preocupación que no duda es mutua ya que están dispuestos para que haya una mayor vigilancia y permitir al menos preservar el patrimonio, sobre todo los bienes nobles y también la seguridad de las iglesias. Circunstancia que estima se hace extensiva a los responsables de seguridad de las provincias de León, Orense y de Zamora estimando están en contacto, además del trasvase de información en esta preocupación común.

"La situación es preocupante en la medida que las parroquias van quedando con menos gente y más posibilidades hay de que los amigos de lo ajeno se apropien de las cosas, forzando las puertas", señala monseñor Menéndez. "En realidad no es tanto lo que se vienen llevando de valor artístico, pero sí de valor monetario que para una parroquia con escasos recursos, sí es mucho", en referencia a la apropiación del dinero de lampadarios y cepillos por parte de los cacos.

La despoblación que viene sufriendo el territorio rural diocesano es para el prelado un fenómeno sociológico a tratar por las autoridades políticas, aunque para monseñor Menéndez este hecho "es ya irreversible" que "se podía haber atajado con políticas de fomento de la natalidad y de trabajo atractivo a través de instalación de fábricas y empresas que tendrían que haberse implantado en la zona rural con el fin de permitir la permanencia de los jóvenes para que éstos no tuvieran que desplazarse a otros lugares, pero me da la impresión de que eso es ya irreversible", advierte el prelado asturicense.

Frente a este reto de la despoblación en los núcleos rurales y del envejecimiento de los propios párrocos, el Obispo de Astorga viene insistiendo en el contacto con los feligreses de las parroquias que viene visitando, del Plan Pastoral Diocesano que se ha marcado como objetivos prioritarios, la descristianización, la ayuda a renovar la vida de la fe con diferentes iniciativas como cursillos de cristiandad y demás, o el verdadero reto que se presenta.

El de la reorganización de toda la diócesis, ya que la realidad aboca a agrupar entre 20 y 30 parroquias en una sola. "Si ustedes fueran el obispo, ¿qué harían?" Les inquiría el prelado a los feligreses de Brime de Sog en el transcurso de su visita iniciada en el Valle de Vidriales en Brime de Urz y clausurada en otro Brime, en el de Sog. La cruda realidad es que de las 970 parroquias de la diócesis, en los próximos cinco años un total de 200 se quedarán sin población y actualmente hay 135 sacerdotes, muchos de ellos con edad avanzada.

El Plan Pastoral Diocesano del 2017-2021 quiere afrontar este gran reto y este prelado nacido en un pequeño núcleo rural asturiano no quiere pasar por ser el obispo que cierre parroquias. El reto es ambicioso y no exento de esfuerzos.