La realidad demográfica comarcal resulta cada año más lacerante. El último dato sobre los movimientos naturales de la población en el partido judicial benaventano indica que solo se produce un nacimiento por cada tres defunciones registradas.

Es el último dato explotado oficialmente, y es de 2016, pero relacionado con la evolución del padrón y con la pérdida continuada de población, refuerza una tendencia clara: cada vez se producen más fallecimientos, menos nacimientos y la caída de la población es una constante en todas las localidades de Benavente y Los Valles.

El crecimiento vegetativo comarcal es negativo en una proporción de tres a uno. El último dato cifra las defunciones registradas en 563 y los nacimientos en 189. El saldo es negativo: se produjeron 374 óbitos más que nacimientos en ese periodo.

La variación interanual, esto es la comparación con los resultados del año anterior, en este caso con los registrados 2015, son aparentemente menos crudos. Los nacimientos pasaron de 179 a 189; las defunciones descendieron de 568 a 563; e incluso los matrimonios crecieron y pasaron de 74 a 87.

Sin embargo, una lectura detallada de los datos en su conjunto resulta menos alentadora. En 2015, en 30 de los 56 municipios de la comarca no se registro ningún nacimiento; en 2016, no hubo ningún niño nacido en 29 localidades. En el bienio, en 23 localidades de los valles no se registró ningún nacimiento.

Por contra, salvo alguna excepción, los decesos fueron una constante. De hecho, en 2016 hubo más decesos que nacimientos en 54 de los 56 municipios del partido judicial. Esto significa que el crecimiento vegetativo resultó negativo en el 99,8% del territorio. Tan solo en Villanueva de Azoague se registraron más nacimientos que defunciones (cinco alumbramientos frente a dos óbitos) y, como segunda excepción, en Villaveza del Agua ni hubo nacimientos ni defunciones; ni siquiera matrimonios.

Estos son los datos comarcales. En la cabecera, en Benavente, desde el año 2000, momento en que por primera vez los nacimientos y las defunciones se equipararon, ha habido cinco episodios negativos, aunque siempre los nacimientos lograron recuperarse, superar al número de decesos y ofrecer saldos esporádicos de crecimientos vegetativo positivo. Entre 2018 y 2010 el aumento de los fallecimientos se hizo notar, pero a partir de 2012 las defunciones han crecido a la vez que los nacimientos disminuían y se ha abierto un brecha que parece marcar una clara tendencia.

Aunque desde el año 1980 el número de fallecimientos acumulados en la ciudad es inferior, casi en un millar, al de nacimientos registrados, en los últimos años la tendencia es acusadamente negativa. Si bien la media de defunciones y de alumbramientos en los últimos 37 años es positiva (168 nacimientos por año frente a 143 defunciones), esta distancia se va a acortando cada año que pasa. En 2016, por ejemplo, hubo 69 decesos que nacimientos.