Del horno de la panadería en la calle Negrillos de Ayoó de Vidriales saldrán el próximo 4 de noviembre las últimas hogazas. Los últimos panes elaborados en la localidad de Ayoó y en la antigua panadería regentada desde hace 34 años por sus propietarios, Celso López y Genoveva Martínez.

El matrimonio Celso y Geno, como cariñosamente llaman sus convecinos a Genoveva, clausura las instalaciones por jubilación y la falta de relevo generacional hace que la única panadería de Ayoó de Vidriales cierre definitivamente sus puertas.

Se pone fin así a una actividad con más de 100 años de historia, posiblemente de finales del siglo XIX porque en la antigua casa de la calle Negrillos el abuelo de Geno, Francisco, ya distribuía el pan a sus convecinos, tanto los que acudían hasta la cocina del horno como los que se alimentaban de las hogazas que el panadero repartía puerta a puerta. Porque esta señera panadería de Ayoó es la única de la que se tiene referencias en la entonces más que numerosa población cuyo censo a principios del siglo XX registraba un total de 946 habitantes sin incluir entonces a las poblaciones de Congosta y Carracedo como ahora, que en total se registran 349 habitantes en un municipio que además cuenta con un elevado envejecimiento poblacional. Una panadería que compartía sus elaboraciones con las que no pocos vecinos disponían en los pequeños hornos caseros. A Francisco, el panadero, le sucedió su hijo Doroteo a quien en el año 1913 le salieron los dientes junto a las hogazas. El relevo lo tomó su hija Genoveva hace 34 años junto a su marido Celso.

Así hasta el próximo 4 de noviembre cuando en la calle Negrillos y alrededores se dejará de notar, a primeras horas de la mañana, el rico olor de los panes y dulces elaborados al estilo tradicional y del horno de leña. Unos fogones a los que sólo se les ha modificado las instalaciones porque la estructura actualmente es giratoria dejando atrás el estático, el antiguo molino moruno.

Gracias a la harina que salía de "la Vidrialesa", la fábrica de Santibáñez de Vidriales, se han venido elaborando los panes, esas hogazas y barras, y ello durante las décadas en las que la harinera mantuvo su actividad fabril. "Era la mejor harina", apunta Celso recordando la finura en la elaboración del polvo blanco.

Las emociones se suceden en el matrimonio Celso y Geno al evocar situaciones vividas, a los agradecimientos a tantos y tantos clientes, a verdaderos amigos, a cuyas casas de pueblos del Valle de la Valdería leonesa y del Valle de Vidriales zamorano han llegado los panes, las hogazas que entonces se transportaban en sacas en el carro con dos mulas que más tarde daba paso a la furgoneta.

A Celso se le humedecen los ojos al señalar que tiene que cerrar definitivamente las puertas de esta señera panadería de Ayoó de Vidriales.