La ciudad venezolana de Caracas y la localidad vidrialesa de Congosta tienen lazos en común porque una de las residentes en la tierra americana es zamorana y para más señas del Valle de Vidriales donde el arroyo del Almucera alumbra sus primeras aguas.

La hija del pueblo de Congosta, Clementina Tostón Prieto, sor Clementina María en la profesión de su vida consagrada en la Congregación Santo Domingo, celebró ayer tarde sus bodas de oro como religiosa. Y lo hizo junto a otras dos compañeras, sor Luisa Elena y sor Numidia, en el imponente edificio del colegio Santa Rosa de Lima de Caracas que la congregación surgida desde tierras granadinas en España, mantiene en la tierra venezolana.

La religiosa nacida en Congosta mantiene vivas sus raíces vidrialesas ya desde que acompañara a su hermana mayor y al resto de otras tres hermanas a Sestao, a ocuparse de un taller de costura emprendido por la primogénita. La profesión en su vida consagrada le hizo cruzar el Océano para arribar a Venezuela, a la activa Congregación Santo Domingo con variadas facetas misioneras y de labor formativa. La celebración, ayer sábado a la tarde, de las bodas de oro como religiosa de sor Clementina María se revestía de sencillez, característica ésta de la que goza la religiosa que no duda en acudir a su pueblo de Congosta durante la época estival.