"Un hombre culto y buen conversador, que estaba al tanto de lo que sucedía en la iglesia y en el mundo", así definió el Obispo de Astorga, Juan Antonio Menéndez, al sacerdote Francisco Centeno Cristóbal.

Las exequias fúnebres del sacerdote nacido en el año 1954 en Santibáñez de Vidriales se celebraron al mediodía de ayer en la iglesia parroquial de su localidad natal, y el templo se quedó pequeño. Más aún, se erigió en sede de la Diócesis de Astorga, porque en él se hallaba la mayoría del presbiterio diocesano con su pastor al frente. Obispo, vicario general y vicarios de la diócesis encabezaron una numerosa representación de un centenar de sacerdotes en los funerales de Francisco Centeno Cristóbal. El cura de la sonrisa silenciosa como así lo calificó un compañero suyo en el presbiterado y en el gobierno de la Catedral de Astorga, además de amigo personal.

El mejor homenaje

"El mejor homenaje que podemos hacer a Francisco Centeno es el estudio de la Biblia, como él hizo, participando en grupos de estudio", señalaba el prelado astorgano en su homilía refiriéndose a los estudios del finado realizados en el Pontificio Instituto Bíblíco de Roma donde se licenció y completó la tesina en Jerusalén. Su regreso desde la Ciudad Eterna a a Astorga para encargarse del Seminario Mayor como rector le hizo aparcar los estudios de doctorado. En el Seminario impartió la docencia, a la vez que en el Instituto Bíblico Oriental de León.

El ministerio pastoral del sacerdote fallecido comenzaba, tras su ordenación sacerdotal el 26 de febrero de 1978 por el prelado Briva Miravent, en Manzaneda, en la Cabrera, para pasar a tierras gallegas de la Diócesis. Desde ahí a Roma y regreso a la capital maragata donde llegó a compatibilizar el ministerio sacerdotal en la parroquia de San Bartolomé de Astorga, párroco de Puerta Rey, arcipreste del decanato, formar parte del gobierno de la Seo como canónigo y dirigir el Museo de los Caminos, en el palacio de Gaudí.

Donde fue bautizado

Las exequias fúnebres de Francisco Centeno, de Paco, se revistieron de la mayor solemnidad en la parroquia donde fue bautizado.

Sobre su féretro se colocó una casulla y el Libro de los Evangelios como manda la Liturgia en los funerales de un presbítero. La numerosa representación de sacerdotes, de comunidades religiosas y de algunas instituciones, se hacía notar revistiendo de solemnidad la celebración. El prelado, con los atributos epíscopales, mitra y báculo, junto al párroco Miguel Hernández y un grupo de presbíteros, encabezó la comitiva de despedida hasta el coche fúnebre, a las puertas de la iglesia. Los restos mortales del sacerdote Francisco Centeno Cristóbal fueron trasladados hasta el panteón familiar en el cementerio de Santibáñez de Vidriales.