María Isabel Manso, coordinadora del Plan Provincial de Drogas, ha sido la encargad de hacer entrega de los diplomas a los participantes en el curso de Mediadores Juveniles en Drogodependencias, impartido esta semana en el Centro Cívico de Benavente. Una iniciativa que se encuadra dentro del VII Proyecto Provincial y el Regional de Drogas.

-¿En qué medida cumple este curso de Mediadores Juveniles en Drogodependencias los objetivos y líneas sugeridos por el Plan Regional?

-Es fundamental que en todos los espacios de ocio alternativo y ocio nocturno haya personas formadas con estrategias adecuadas para trabajar con adolescentes y preadolescentes. Sería interesante que las administraciones ofrecieran un mediador de drogodependencia en actividades de ocio. Al menos el objetivo es que cuando se contrate a uno de esos monitores de ocio y tiempo libre tengan esa formación, porque así se trabajaría de manera trasversal durante las actividades.

-Este proyecto en el que usted trabaja se encuadra dentro del VII Plan Regional de Drogas, promovido por la Junta, ¿en qué medida depende uno del otro?

-El Plan Regional de Drogas siempre está como director del resto de los planes. De hecho existe una red de planes que se reúne en Valladolid. Allí lo que se hace es canalizar o articular los planes municipales y provinciales teniendo en cuenta o como marco de referencia el regional, que ha sido recientemente aprobado y se centra más en los menores y en la prevención de drogas.

-¿Qué cambios se han realizado frente a los anteriores en cuanto a las líneas de actuación?

-Estos planes de drogas se suelen centrar en tres líneas principales. Pero en esta ocasión, y debido a las necesidades estudiadas de la sociedad, se ha hecho en el VII Plan más hincapié en dos de ellas. Una es la prevención familiar, que puede ser universal, selectiva e indicada, que son los tres ámbitos, y luego está la reducción de daños. Son las dos líneas fundamentales que se trabajan.

-¿Podría desarrollar más esas líneas, en qué consisten?

-Sí. Con respecto a la prevención familiar universal se ha creado el programa denominado "Moneo", dirigido a familias en las que no hay a priori factores de riesgo en cuanto a drogas pero que solicitan el servicio de poder informarse y tener una sensibilización para poder abordar este tema junto a sus hijos. "Moneo" va dirigido a padres de niños y jóvenes de 9 a 12 años. Luego está "Dédalo", sobre la prevención selectiva, que se aplica en familias donde ya hay ciertas problemáticas y factores de riesgo y se trabaja sobre ellos. En un tercer nivel está "Fénix", de la prevención indicada. En estas familias ya hay consumos comprobados y también alteraciones de conducta.

-¿Hay alguna asociación que colabore con estos programas o se realizan exclusivamente con trabajadores propios?

-"Moneo", "Dédalo" y "Fénix" cuentan con personal variado que realiza operaciones concretas. Sin embargo, en el nivel de prevención familiar indicada, donde ya hay una dependencia, es Cáritas la organización que interviene en familias con padres e hijos de hasta 30 años.

-En cuanto a la reducción de daños, ¿cómo se trabaja?

-En ese ámbito se realizan actividades variadas, desde formación en autoescuelas a talleres de bachillerato y ciclos formativos. Se dirige a jóvenes de esta edad porque se considera que es en esta etapa de la vida en la que puede haber mayor riesgo de inicio de consumo de sustancias psicoactivas. En el tema de la conducción, que se trató también en el curso de Mediador Juvenil en Drogodependencias, se imparten clases en las autoescuelas. A parte de esto se ha dado formación a policías municipales y a hostelería y comercio, que son los que pueden generar la venta de bebidas alcohólicas.

-¿Cuál sería el mayor punto de trabajo de reducción de daños en Benavente?

-Se desea que en localidades como Benavente el Plan de Drogas se centre en las peñas, un foco importante para trabajar la reducción de daños por el alcohol. Se está intentando sensibilizar para que los responsables municipales de este tipo de municipios regulen a través de ordenanzas el consumo de bebidas en peñas. Aquí se intentaría una reducción de demanda de sustancias, controlar la oferta a través de la venta y, por supuesto, elevar lo máximo posible la edad mínima de inicio de consumo en los jóvenes, que actualmente se encuentra en los 12 años.