Paladinos del Valle celebró por todo lo alto una de las fiestas más entrañables. No era la del patrón, la de San Juan el Bautista, sino la del bautismo de un niño tras 32 años que la pila no conocía este rito.

El pasado sábado 8 de julio el niño Gorka Basaldua, nacido en septiembre en Madrid donde residen sus padres, la madre María Rubio de Madrid, toda su familia de Paladinos del Valle. El padre Pablo Basaldua de Bilbao. Incluso el abuelo del niño, Virgilio Rubio Parrado, también fue bautizado en la misma iglesia del pueblo hace 86 años.

Hasta la ceremonia no se la quiso perder un familiar del recién bautizado y quien fue el encargado de oficiar el bautismo, el sacerdote Lope Rubio, también natural de Paladinos, se acercó hasta la localidad viniendo expresamente desde Roma para la ocasión.

Una ceremonia religiosa en la que llegó a participar todo un pueblo. De reducida población ya que habitualmente residen 9 vecinos y en la época estival llegan a sobrepasar el medio centenar. La ocasión era propicia para conocer todas las antiguas tradiciones del bautismo en la zona como por ejemplo el padrino debe "sacar de aguas" a su ahijado. Ello significa que se llevaba el agua para el rito desde la casa del niño a la Iglesia para ser bendecida antes del bautizo y derramarla sobre la cabeza del pequeño.

En esta ocasión novedosa en cuanto a los recuerdos, se hizo aún más novedosa como signo de los tiempos, el pequeño Gorka gozó de contar con dos padrinos, no padrino y madrina como manda la costumbre ( Ibon Basaldua y Emilio Ibáñez), sino de dos varones.

Al finalizar la ceremonia religiosa, la numerosa familia participó en una comida familiar y ya por la tarde se ofrecía un aperitivo para todos los habitantes porque Paladinos del Valle se hizo grande. Gorka hizo que con su bautizo se incrementase la población, que su entrada en la Iglesia fuese una fiesta vecinal. Como en los viejos tiempos.