Los investigadores del experimento sísmico CIMDEF han querido salir al paso de la "razón y sinrazón del pánico" originado en las últimas semanas tras conocerse a través del Instituto Geológico y Minero de España (IGME) cómo se llevarían a cabo las mediciones con detonaciones controladas, y han explicado que el experimento "no entraña riesgos para la población o las infraestructuras".

Pendientes aún de los permisos de Industria en las localidades de Villabuena del Puente y Villanueva de Azoague, tanto el director del proyecto, Ramón Carbonell, como la geofísica María Puy Ayarza, han detallado las razones del experimento, cómo se llevará a cabo y cuáles serán sus efectos para tranquilizar a todos los sectores d e la población.

El experimento sísmico CIMDEF, representa la continuación hacia el norte de los experimentos sísmicos IBERSEIS y ALCUDIA, realizados entre 2001 y 2008.

Estos últimos estudiaron la estructura de la corteza y parte superior del manto (lo que conocemos como litosfera) en una transecta que va desde el sur de la provincia de Huelva hasta Toledo.

El proyecto CIMDEF pretende prolongar esa transecta hasta Benavente, para así conocer la estructura litosférica de la parte más antigua, geológicamente hablando, de España: El Macizo Ibérico.

La metodología usada en los tres proyectos es la detonación de cargas de explosivos de entre 500 kilos y 1000 kilos en un número concreto de localidades (12 en el proyecto IBERSEIS, 5 en el proyecto ALCUDIA y 5 en el presente proyecto CIMDEF).

Según los investigadores, estas explosiones, generan ondas sísmicas similares a las que se producen en los terremotos, es decir, son ondas mecánicas que se propagan por un medio elástico, que es la Tierra. Por ello, pueden ser registradas en las casi mil estaciones sísmicas desplegadas en el actual proyecto, CIMDEF, entre Anchuras (Ciudad Real) y Benavente (Zamora). La amplitud que alcanzan estas ondas sísmicas es, en ocasiones, similar a las producidas en terremotos de magnitud M

Según el equipo investigador, la razón por la que ahora están haciendo una transecta que va desde Ciudad Real hasta Zamora, "es porque es básicamente una de las pocas zonas que todavía no hemos estudiado dentro de la Península Ibérica".

El equipo de investigación que está realizando este proyecto, liderado por el CSIC y en colaboración con el IGME, y las Universidades de Salamanca, Granada, Complutense de Madrid y Castilla-La Mancha, es el mismo que ha realizado los proyectos antes mencionados IBERSEIS y ALCUDIA.

Este mismo equipo ha realizado experimentos similares en los Urales (Rusia), en el Atlas y en el Rif (Marruecos) y ha colaborado en otros realizados en las Cordilleras Ibérica, Cantábrica, Bética así como en el Mediterráneo.

"En ninguna ocasión se ha producido ningún daño o desperfecto, más allá de un pequeño cráter en el suelo cuyo tamaño depende del radio del sondeo y la litología, como se ha explicado anteriormente", subrayan.

Los propios investigadores, e incluso alumnos de los grados de Geología y programas de master de las universidades implicadas, asisten a las detonaciones y se colocan a unos 500 metros de la misma, considerándose esta la distancia de seguridad.

"Y como no podía ser de otra manera, la parte del proyecto centrada en los sondeos y explosiones es realizada por especialistas, cumple estrictamente la normativa aplicable para este tipo de trabajos y ha de contar con los permisos necesarios por parte de las administraciones. Lo que hacemos no es algo excepcional. Es una técnica común de estudio del interior de la tierra", apostillan.

Por ello, han manifestado su "sorpresa ante la reacción de la población y algunas asociaciones e instituciones. Si bien entendemos la preocupación, pensamos que es fruto de la desinformación y de algunos titulares sensacionalistas. Esta ha situación ha sido nueva para todo el equipo/instituciones involucradas. Siempre en todos los proyectos anteriores similares a este". Tanto en los experimentos realizados en la península cómo los llevados acabó en el extranjero el tratamiento "había sido muy positivo dando lugar a reportajes en programas de divulgación científica (en el caso del Atlas marroquí y de Sierra Morena, España)". Del mismo modo precisan que os resultados de estos proyectos han sido de relevancia a nivel mundial, con artículos en revistas como Science y Nature, consideradas de alto impacto. Por último, los investigadores puntualizan: "si nuestro trabajo fuese perjudicial o peligroso, no lo realizaríamos. Estudiamos la Tierra y por ello queremos entenderla y sobre todo conservarla. En todas sus expresiones".