Razonador, el Toro Enmaromado de 2017, completó ayer una de las versiones menos acortadas de la carrera bajo un calor de justicia. El Domecq fue noble y dio juego hasta superar la argolla de la antigua plaza de la Farola y encarar la calle Ancha, donde se plantó hasta que, en un hecho inédito en los tiempos modernos del festejo, los corredores utilizaron la maroma como un compás para redirigir al astado hacia la calle Agujero y llegar al matadero, dónde el bravo entró trotando.

El colorado cumplió sobradamente pese a la torridez de la tarde (el termómetro llegó a superar los 35 grados) y a la multitud, especialmente en el último tramo de la carrera.

Salió efervescente el bravo de Las Ramblas, cabeceando por la maroma pero firme en las embestidas que se frenaron sin consecuencias hasta que encauzó el trote por San Antón. Corrió bien el astado, con alguna ligera parada por la calle Matadero, hizo rápido el tramo de Cortes Leonesas y Pasajes, y encaró la Rúa con prontitud y con bravura. Allí dio un susto a un corredor de Bilbao, que se libró de la que parecía una cornada inevitable, y entró en Santa María y La Madera al trote.

Seguramente la "canícula" inesperada que azota la piel de toro estos días decidió a los corredores a no dejar descansar demasiado tiempo al de Las Ramblas, que retomó la carrera hasta San Martín y la Cuesta del Río -una zona de parones por la querencia-, y alcanzó entero la plaza Juan Carlos I.

El primer tercio del recorrido lo cubrió este Razonador cumpliendo con todos los sacramentos; al trote, con nobleza y bravura, y sin heridos de asta; y así continuó en la bajada de la calle Los Carros. No le arredró tampoco el giro hacia Santa Clara, la segunda ruptura de querencia de la carrera, y entró en la recta con menos fuerzas pero firme, hasta llegar a la plaza de Los Leones.

En la calle Ancha dijo nones Razonador, cuando su trayectoria hacía entender que podría completar el recorrido íntegro. No fue así. Pero con los corredores volviendo sobre sus pasos con una maroma de cien metros en sus manos, entró en razón Razonador, aceptó el envite y entró en el matadero sin derretirse.