Y "Santutiso", san Tirso de La Milla de Tera, salía a la calle todo reluciente. La talla del siglo XVII recién restaurada cobraba su estampa original con ocasión de este 2017 en que la antigua cofradía celebraba su fiesta. Desde hace 400 años se venera a este copatrón en La Milla. Primeramente en su antigua sede en la ermita junto al cementerio y desde hace un siglo en la iglesia parroquial, la dedicada a la Virgen de la Asunción.

Los devotos mantienen esta honda devoción al mártir fallecido en Toledo en el año 252 y cuya veneración llegaba a estas tierras entre los siglos XVI y XVII donde se le alzaba una sencilla ermita de la que todavía permanecen sus paramentos pétreos. Los devotos agradecidos celebraban ayer una misa en su honor oficiada por el sacerdote nacido en el pueblo Pedro Aparicio Blanco y por el párroco Laureano Fernández y en la que se dieron a besar sus reliquias para enfilar el camino desde el templo parroquial hasta la antigua ermita junto al cementerio.

Paren el santo

Al acto acudieron devotos no solo de la Milla, sino de Junquera, de Vega, o de Valparaíso que constantemente se turnaron para portar la imagen. A la voz de: "Paren el santo, devoto del santo", se detiene la comitiva para permitir el relevo de portadores de las andas y se ofrece un donativo. Esta es la tradición y en La Milla se quiere seguir manteniendo durante siglos. Porque para eso el santutiso es benefactor entre sus devotos de no pocas peticiones.

Y la imagen de San Tirso que por primera vez en mucho tiempo se ha despojado de su capa fluvial y de su cinta de color sobre el sombrero, una y otra confeccionada con ricos paños que le venían colocando año tras año los devotos, ha lucido ayer las mejores galas, las que le brindó su hacedor. Y los rayos de sol procuraron embellecer la escultura como ningún devoto presente había visto antes. El artista que talló la antigua escultura sobre la madera ya había vestido la bella imagen con una túnica con el color de los mártires y su capa pluvial a juego con su capela. Y con la cinta dorada como la cenefa de su capa y la abertura de su túnica.

La comitiva procesional se hacía lenta mientras no cesaba el disparo de cohetes, el repique de campanas y los sones musicales del grupo de gaiteros y dulzaina de Dómez de Alba. Porque ayer en La Milla se festejaba a "santutiso" y en esta jornada dedicada a los difuntos se hace el relevo de cofrades. Ayer noche la cofradía, a cargo de María Cecilia Gallego Ganado, ofrecía una cena para todos los vecinos y devotos.