El consumo de drogas y sus consecuencias han centrado la charla que Tomás Gómez Pérez, comisario jubilado del Cuerpo Nacional de Policía con 44 años de servicio, de los cuales 20 de ellos en el grupo de estupefacientes, acercó ayer a alumnos de tercero y cuarto de Educación Secundaria y padres, en el colegio San Vicente de Paúl. Autor del libro "Utopía de las drogas... Un regalo envenenado", pone la atención en las drogas en general, no sólo las que se consideran ilegales, sino también aquellas que bajo el marco de lo legal se consumen siguiendo hábitos y costumbres poco saludables.

-¿Qué pretende transmitir con estas charlas?

-Mi interés preferente es dar una información más a los padres que a los chavales. Los chavales siempre saben algo, pero los padres no saben nada o saben muy poco. No es lo mismo un chaval de catorce o quince años ahora que hace treinta años, el acceso a la información ha cambiado. Es fundamental hablar con los hijos sobre este tema. Me estoy encontrando con que no hay una conexión de padres e hijos. La causa puede ser falta de conocimiento, pero también de diálogo.

-¿Cree que se convierte a veces en un tema tabú?

-No tiene por qué serlo. Es un problema que está en la sociedad, en la calle y debería abordarse por parte de los padres, al igual que se aborda la sexualidad.

-Además del diálogo, ¿de qué otros modos pueden ayudar los padres a la hora de afrontar el tema de las drogas?

-Los padres en principio tienen que dar buen ejemplo. Por ejemplo, en todas las casas hay un armario atiborrado de medicamentos, una mini farmacia. Eso es un mal ejemplo también.

-Cuando habla de drogas, ¿se refiere también a las legales, por tanto?

-Es difícil separar. Mira, el alcohol es una droga aceptada pero tiene su rama de ilegalidad y su consumo tiene penas bastante graves con relación a la conducción. Hay muchas drogas legales, que están en farmacia, que luego la tenemos en la calle de modo ilegal. Estoy hablando de las estimulantes, las anfetaminas. Se convierten en drogas ilegales en el mercado negro callejero. También está otra familia de drogas tipo opiáceos y hay también drogas de síntesis que, infinidad de ellas, las tenemos en las cunetas de las carreteras.

-¿A favor o en contra de la legalización de algunas de estas drogas?

-Yo ya soy muy mayor y no corro ningún riesgo pero estoy totalmente en contra. Hubo un tiempo que decían que para evitar el tráfico de las drogas como la heroína o la cocaína decían que lo mejor era que se vendiese. ¿Y quién la va a vender? ¿Una farmacia? Los farmacéuticos venden vida no muerte. Para que sea ilegal una sustancia lleva un proceso largo. A veces se producen cambios morfológicos de la molécula. Se ha intervenido, se ha analizado y mientras tanto campan a sus anchas. Muchas veces nos encontramos con la adquisición de muchos productos: disolventes, alquitranes, gomas y productos para su inhalación. Los chavales vuelven a este tipo de consumo. El ser humano siempre está buscando cosas nuevas para destruirse.

-¿Se han interesado los alumnos por algún tipo de droga en concreto?

-Sí por la burundanga, en sí es un grupo de plantas con un principio activo que es la escopolamina que ha logrado hacerse eco entre la juventud. La mayoría lo han escuchado en la tele o en algún medio de comunicación y es alarmante. Sin embargo, hemos estado hablando del LSD y muchos no saben ni qué es. Con el cannabis hay una equivocación porque hablan de droga blanda. Es una droga de iniciación, no es blanda. Ahora hablan incluso de una cannabis sintética.

-¿Toda esta información puede llevar a la curiosidad?

-Sí, hay que ir con mucho cuidado para que lo que yo les diga no sea una curiosidad malsana de ir a buscar cosas nuevas. Yo les decía que de estas charlas no van a tener un examen, pero es un examen suyo para la vida. Interpretarlo bien, usarlo como queráis, pero sabed que hay estos peligros.