La debilidad por las aceitunas rellenas de anchoa puso ayer a un gata entre la vida y la muerte. El felino introdujo la cabeza en el bote bucando lamer algún resto y quedó atrapado, con riesgo de perecer asfixiado.

La Protectora de Animales de Benavente PROCAN descubrió la situación en la que se encontraba el animal tras recibir un aviso y lo trasladaron de urgencia a una clínica veterinaria dónde con unas tijeras especiales pudieron cortar la lata y liberar al animal.

El incidente se produjo a las 14.15 horas, en las proximidades de los paseos de la Mota, en la zona contigua a la calle Fortaleza. Una pareja se encontró con el felino, una hembra negra, con la cabeza metida en la lata de aceitunas. Intentaron capturarla pero el animal huía cada vez que se acercaban. La pareja telefoneó finalmente a la Protectora, que se acercó a la zona con un transportín.

"Nos costó mucho capturarla", explica Rosa Charro, responsable de PROCAN. "Es una gatita salvaje y no paraba de correr. La cogimos echándola una toalla encima y la pudimos montar en el transportín y llevarla a la clínica". El felino podía haber muerto por asfixia si no hubiera sido porque el fondo de la lata estaba oxidado y ligeramente levantado. Esa grieta aportaba el oxígeno suficiente al animal.

Una vez en la clínica no fue fácil quitarle la lata de la cabeza. Los veterinarios lo intentaron con unos alicates, pero el latón se doblaba. Finalmente llamaron a los bomberos, que con una tijera especial y con paciencia pudieron liberar al animal. Da una idea de la dificultad de maniobra para liberar la cabeza del bote el hecho de que la tijera provocó una pequeña herida en la oreja a la gata. Una hora larga después del aviso, el felino fue excarcelado.

Ahora la gata será esterilizada y dentro de unos ocho días será devuelta a la calle. "Es salvaje y es necesario esterilizarla. Así vivirá más tiempo aunque no podrán parir más", explicó la Protectora. La gula aceitunera del felino tuvo final feliz.