Sin música la vida sería un error" (Friedrich Nietzsche). El porqué de que santa Cecilia se la patrona de la música y qué motivó el padrinazgo, solo Gregorio XIII que la canonizó nos lo podría explicar. La historia cuenta que fue condenada a morir ahogada en el baño de su casa sobreviviendo a dicho martirio, razón por la cual la volvieron a sumergir, pero esta vez en agua hirviendo, nuevamente resulta ilesa ante lo cual el prefecto Turcio Almaquio ordenó fuese decapitada allí mismo. Por tres veces el verdugo descargó su golpe contra el cuello de Cecilia y por tres veces fue imposible separarle la cabeza del tronco. La verdad que estos hechos no guardan relación alguna con la música. Pero hay un cuarto hecho en el que sí se podría apoyar dicha relación y es el que nos narra otra condena: la de morir asfixiada por la inhalación de humo. Sigue el relato diciendo que mientras esto ocurría, Cecilia cantaba el salmo LXX: "Que mi corazón y mi carne permanezcan puros, oh Señor, y que no me vea defraudada en tu presencia".

Pero, ¿cuánto santos mártires acudían al lugar de su ejecución cantando y no por eso han sido considerados o nominados como patronos de nada?

¿Por qué no nombrar al rey David que organizó el ministerio musical de los Levitas? ¿Por qué no a Jubal-Caín el padre de todos los que tocan arpa y flauta, según el Génesis? O los salmistas, Asaf, Hemán y Jedutún, entre otros.

En 1594, el papa Gregorio XIII que la elevó a los altares y le dio oficialmente el nombramiento, apoya su tesis considerando: "haber demostrado una atracción irresistible hacia los acordes melodiosos de los instrumentos". ¿Y por qué dice esto el sumo pontífice? Porque la práctica musical en sí misma se estaba convirtiendo en la quintaesencia de la virtud, y tenía como meta el virtuosismo.

Lo que nos viene a decir, que el hombre es virtuoso, "cuando su voluntad ha adquirido el hábito de actuar rectamente de acuerdo con un justo término medio que evite tanto el exceso como el defecto" (Aristóteles).

Beethoven advertía que se puede entrar con toda confianza en cualquier lugar donde se interpretara música porque nada malo podríamos encontrar. Aunque en nuestros días podremos pensar todo lo contrario y que los acordes de su Quinta Sinfonía escuchados a todo volumen, puede ser la cortina tras la cual se está cometiendo un crimen. Hitler entraba en éxtasis escuchando "El anillo del nibelungo". Y ya no digamos los atentados cometidos contra músicos y cantantes desde Facundo Cabral a John Lennon.

Pero dejando a un lado la parte más negativa y nefasta de la música, no cabe duda que, sin esta, nuestras vidas serían más tristes e incómodas. Siempre se ha considerado a la música como una fuerza que influye en la sociedad por lo que incluso se ha abogado por controlarla. A ese respecto escribe el genial Woody Allen: "cada vez que escucho a Wagner me dan ganas de invadir Polonia". Frase esta que viene a corroborar el pensamiento aristotélico: "que la música imita directamente las pasiones o estados del alma". Con lo cual, quien la escucha está imbuido por la misma pasión.

La música es un idioma que todos entendemos sin necesidad de traductor. La música es un estímulo que nos mueve o nos conmueve. Posee también la fuerza de controlarnos o manipularnos. Nos puede elevar a los más sublimes momentos o arrastrarnos a las más aberrantes decisiones.

No cabe duda que la cultura musulmana no solo influyó en el campo del conocimiento científico o arquitectónico, sino en otros aspectos culturales y que, posiblemente, por esa influencia el levante español sea donde tradicionalmente se den más músicos por metro cuadrado. Todo lo contrario a lo que ocurre en esta tierra de Castilla, una corte austera, cuya variedad melódica le llega desde la zona gallego-portuguesa, música provenzal recopilada por Alfonso el Sabio y los cantos populares.

Benavente siempre fue huérfana o al menos pobre en el campo musical. Y a esa orfandad habría que unir otra orfandad: es la escasa o casi nula ayuda que recibían desde las instituciones. Surgían agrupaciones corales, grupos musicales promovidas por la pura afición y que se mantenían con recursos propios o entidades particulares.

Según la historia narrada por don José Miñambres: "En 1851 se convocó un concurso para maestro de música a cargo del ayuntamiento, dotándolo con la cantidad de cuatro reales diarios y llevaba anejas las cargas siguientes: asistencia a festejos profanos y religiosos y dirigir la orquesta y tocar en ella algún instrumento y dar clase a los niños que lo quisieran. Tras las oposiciones se hizo cargo de la orquesta el maestro don Santiago Viviegra". En años posteriores la banda municipal, por lo que antes apunté del escaso presupuesto, se organizaba, se disolvía y se volvía a reorganizar, pero con escaso entusiasmo.

Así llegamos a los años 20 cuando desde el Consistorio se vuelve a promover la reorganización de la banda de música casi disuelta o desaparecida.

Es el tiempo del maestro Guillermo Prieto quien la dirigió hasta el año 1026, año en el que se hace cargo otro director: Lupicino Jiménez Camino, el popular "maestro Lupi". También por aquel entonces nace la Coral Benaventana promovida por la sociedad de Socorros Mutuos de San José. Una coral que vio truncada su carrera tras el fatal accidente de tráfico ocurrido a su regreso del concierto dado en León y que le costó la vida a su director Guillermo Prieto.

La historia musical de Benavente quedaría coja si no menciono al maestro Rebordinos que durante tantos años fue capaz de aglutinar bajo su batuta a los pocos componentes que aún quedaban de la antigua banda municipal.

Tras ellos vino un paréntesis muy largo, una carencia absoluta en el plano musical. Hasta que vuelve a surgir, primero la nueva Coral Benaventana, pero ya sin las voces de Gerardo Garrido, Quiliano Barrios, Ricardo Soto, (muerto también en el mismo accidente), María Luisa Fernández, Emilia Vázquez, María Rojo, María Rebordinos, Teresa Chaguaceda? y dejo para el final la voz prodigiosa del tenor solista: Pepe Guerra, mi padre.

Posiblemente este renacer artístico se deba el disponer de una escuela de música, el acceso de los jóvenes a ella que han hecho posible la creación de una banda compuesta por más de 60 integrantes y que dirigida magistralmente por José López Cid ha llegado a codearse con las mejores bandas nacionales.

"Si no fuera físico, probablemente sería músico. A menudo pienso en música. Vivo mis sueños en música. Veo mi vida en términos musicales. No puedo decir si habría podido hacer alguna pieza creativa de importancia en la música, pero sí sé que lo que más alegría me da en la vida es mi violín". (Albert Einstein)