De abierta sonrisa y lenguaje muy claro, el joven Fernando García García vive con emoción su inminente entrada oficial al servicio de la iglesia y, concretamente, a la iglesia de la Diócesis de Astorga. Este joven colombiano que se ha formado académicamente en la universidad de su país y en el seminario conciliar de Astorga, será ordenado diácono, este domingo 20 de noviembre, en la capilla Mayor del Seminario, por el prelado monseñor Juan Antonio Menéndez. El siguiente paso del joven Fernando García Garcia será el sacerdocio, en una fecha todavía sin concretar aunque a finales del presente curso. Mientras tanto, el aspirante a diácono espera ansioso, como él dice, la solemne ceremonia en la capilla Mayor del Seminario Conciliar de Astorga prevista para las 17 horas del domingo, festividad de Cristo Rey.

-Para el joven Fernando García el diaconado abre una nueva vida o ésta continua?

-Desde el domingo, con la ordenación como diácono no deja de ser un cambio radical, pero a la vez es la constatación de un hecho existencial que he continuado. Debe de haber un equilibrio entre la vida del seminarista con la del sacerdote. Porque es eso, durante este tiempo me he venido formando, adquiriendo conocimientos, sumados a las vivencias, a los sentimientos...

-¿La idea de ser sacerdote, la vocación sacerdotal le viene de lejos?, ¿es una evolución?

-Desde pequeño, en mi tierra, en Colombia, ya ayudaba en la parroquia y así lo he venido haciendo siempre donde he estado. Mi vocación o compromiso con la iglesia ha sido eso, una evolución. Siempre he estado vinculado a la vida parroquial, desde pequeño y en el ambiente universitario, tanto allí como en España.

-¿Y cómo fue lo de ingresar en el seminario de Astorga?

-Pues a través de un religioso castrense, Ángel Cordero, llegué a Astorga, primero a conocerla y después fue cuando ya entré en el seminario.

-De eso, ¿cuánto tiempo hace?

-Ingresé en el Seminario el 2 de noviembre de 2010 y allí es donde me he venido formando cursando los estudios Eclesiásticos.

-Su práctica pastoral la ha venido realizando en las parroquias del valle de Vidriales. ¿Cuáles son los sentimientos a esta tierra vidrialesa?

-Yo no conocía esta tierra y ha sido el señor Obispo quien ha decidido que yo hiciera mi práctica pastoral aquí. Vengo colaborando en el Centro de Atención Pastoral (CAP) Vidriales desde el pasado 1 de octubre ayudando al párroco en las 15 parroquias y el santuario distribuidas en 16 pueblos de los 20 con que cuenta el valle vidrialés. Le ayudo en la celebración de la Palabra, en los oficios religiosos, en la catequesis como en el resto de oficios.

-Veo que tiene ya un buen conocimiento de esta zona..

-La gente me ha dado mucho cariño, su acogida ha sido buena. Tengo que decir que llevo ya un cachito de vidrialés en mi corazón.

-¿Cómo está viviendo los días previos a su ordenación?

-Ansioso de vivir el momento. Esperando que llegue lo antes posible. Con mucha emoción porque un deseo se va a cumplir.

-¿El obispo ordena de diácono a algún seminarista más?

-Sí, a otro compañero de la diócesis, Luis Fernández Olivares.