Arrabalde, al igual que ocurre en el resto de los pueblos de la zona, comprueba a marchas forzadas cómo su población se ve mermada y cada vez más envejecida. Este tema sigue siendo una grave preocupación en las tertulias que a la solana mantienen un grupo de mujeres, vecinas todas ellas que en estos días otoñales aprovechan los rayos del sol de la menguada tarde para compartir sus cuitas diarias.

"Ah!, y gracias que tenemos consulta médica", advierte una de estas féminas ya entrada en años. Porque Arrabalde, al menos conserva algunos servicios como la farmacia, sanitarios, tienda o bares. Pero la falta de un número necesario de niños ha provocado que el pueblo se haya quedado sin escuela. "¡Quién lo diría!. Que Arrabalde se quedase sin escuela".

Sentadas sobre una viga de madera, junto a la soleada pared que mira al sur oeste y recoge los últimos rayos de sol de estas más que cortas tardes primerizas del invierno, el tiempo suele ser también uno de los temas más manidos de las tertulianas. El tímido sol que aquí se hace también más corto porque el gran muro verde que se alza a la vista del grupo de féminas, la Sierra de Carpurias, oculta los rayos de sol antes de que ellas quisieran. Sin embargo, todavía calientan y por eso algunas se cubren la cabeza para evitar esos constipados propios de la época. De esto, de la gente que está en el paro y de tantas cosas, como de algún que otro desaprensivo que se adentra con su coche en el pueblo a más velocidad de la debida, de esto hablan las mujeres en su relajada tertulia. Del grato encuentro vecinal tras haber finalizado las tareas de casa. Bueno de las de la mañana, porque después hay que preparar la cena y en una casa siempre hay que hacer, y la vida cotidiana es ajetreada. Y si no que se lo digan a estas mujeres.