El ágora central de Congosta de Vidriales, esa plaza por la que han transitado durante muchos años sus vecinos y ha sido testigo de la cuitas e inquietudes de sus residentes ha cobrado su estampa original.

La plaza "el Caserón" de Congosta sigue manteniendo desde hace décadas su pavimento pero el muro de defensa construido entonces para salvar el declive del terreno se ha visto remozado con los elementos pétreos de similares características a los que hace décadas instalaron sus vecinos a prestación personal.

Esta céntrica plaza donde los vecinos han celebrado concejos y han realizado compraventas a través de apretones de manos se alzaba como tal en el año 1972 gracias a los trabajos comunitarios, a prestación personal.

Distribuidos en grupos de 6 u 8 personas, "a vela", por turnos, se organizaron las brigadas de trabajo para pavimentar lo que hasta entonces era un promontorio de terreno aprovechado por vacas y ovejas para tomar el sol.

Desde el cerro de "la Peña" se transportaron las piedras en carros y carretas hasta "el Caserón", bautizada asi esta plaza muy probablemente por la existencia de una gran casa de labriegos.

La empresa adjudicataria de los trabajos, la vidrialesa Hermanos Marcos, ha completado ahora las obras con la provisión de los elementos pétreos de similares características a los de "la Peña" y con la factura constructiva también similar a la empleada hace casi medio siglo.

Las obras de reconstrucción han venido a suceder a las iniciadas a principios del año pasado y ello debido a las grietas en el paramento o muro de contención del terreno y en previsión de desprendimientos de piedras por culpa de las grandes raíces de las especies arbóreas. El gobierno municipal de entonces iniciaba los trabajos y el actual los ha venido a completar gracias a la financiación de los Planes de Obras de la Diputación dentro de un proyecto enmarcado en mejora de infraestructuras de abastecimiento y pavimentación en el municipio de Ayoó, Carracedo y de Congosta.

La plaza del Caserón de Congosta de Vidriales ha visto coronar su muro con una barandilla de 35 metros de longitud, en paralelo con la calle. Su asiento sirve además para el descanso de transeuntes y de los propios vecinos tanto en la vida cotidiana como en eventos sociales o festivos. La plaza del Caserón es el ágora más viva de Congosta, en ella conviven sus inmuebles más antiguos como los recientemente construidos y testigo de ello, la construcción más antigua, la de la ermita de la Virgen del Rosario.