Los vecinos de la Torre del Valle y el propio Ayuntamiento no se resignan a que el Obispado de Astorga reconstruya la iglesia parroquial, la dedicada a la Virgen de la Asunción o anteriormente a Nuestra Señora del Alba, que fuera construida a finales del siglo XVII y principios del XVIII y desde hace unos años se encuentra en ruinas. "Al menos que se consolide la espadaña", han señalado algunos de estos vecinos y corrobora la alcaldesa, Alicia Nefzi, con el fin de que permanezca en pie una de las señas de identidad de este pueblo. Desde el Ayuntamiento se ha venido demandando la reconstrucción del edificio. Una circunstancia que parece ya lejana tras los años transcurridos y continuos derrumbes, pero que los vecinos no abdican en su postura de reparación.

Tras los sucesivos derrumbes que se han venido produciendo en los últimos años en el templo, desde el Obispado de Astorga se encargaba al equipo de restauración Casanova la conservación de los bienes y su posterior traslado hasta la ermita del Bendito Cristo de la Vera Cruz que se encuentra a la salida del pueblo, en el camino de Paladinos. Es precisamente en este templo, a cuyos pies cruza el itinerario jacobeo, donde se vienen celebrando los oficios religiosos en La Torre del Valle y ello, desde hace años.

La retirada, en el otoño pasado, de los retablos y algunas piezas históricas y artísticas no estuvo exenta de sus riesgos, porque sobre algunas mesas de altar ya se habían caído cascotes e incluso el desplome de una viga provocó la caída del arco de la separación de la nave del presbiterio. Todo eso ocurría unos días antes de que los restauradores llevasen a cabo las tareas de desmontaje de las piezas. No sin antes contar con la colaboración de un arquitecto, enviado por la diócesis, para un plan de evacuación, como explicó ayer el restaurador José Luis Casanova.

Tratamiento antixilófagos

Las tareas de retirada de retablos y piezas y su posterior actuación de conservación en el taller de restauración astorgano ha permitido conocer incluso la data de algunas de ellas, tal es el caso de un retablo barroco del año 1730 y otro más de esta época que se han recuperado en su totalidad. Otros retablos neoclásicos de entre el 1840 y 1850 gozan ya del privilegio de su contemplación, aunque no en su recinto original, en la iglesia, al menos en la ermita donde sus hornacinas atraen miradas devotas. Piezas como el cuadro de la patrona, la Virgen de la Asunción, el conjunto escultórico de la Trinidad, tallas y retablos "recibieron un tratamiento antixilófagos, la limpieza se realizó con química y el tratamiento también, en ningún momento la mecánica", asegura el restaurador José Luis Casanova. Incluso la gran cajonera realizada con madera de nogal negro se llegó a desmontar por piezas debido a su tamaño y recibía el mismo tratamiento químico siendo posteriormente instalada sobre el muro de la sacristía de la ermita del Bendito Cristo. Piezas menudas, arca, sillones y confesionario se hallan ahora junto al venerado Crucificado de La Torre del Valle, el de la larga cabellera negra.

Bajo las ruinas de la iglesia han quedado algunas piezas carentes de valor histórico y artístico, todas ellas destrozadas por los sucesivos desprendimientos de los muros de este antiguo edificio religioso.