"Menor producción", estas dos palabras venían a resumir el denominador común de los productos de la huerta puestos a la venta en la jornada de apertura de puertas de la Feria del Pimiento de Benavente. Eso sí, los cultivadores apuntaban a la calidad de los productos que se han visto mermados en su cosecha al igual que el morrón.

La viveza del color rojo del morrón destacaba ayer en el tapiz de los expositores entre el ocre, el blanco y, sobre todo, el verde, porque este es el color de la huerta. Tomates, ajos, cebollas, berenjenas, patatas, legumbres, girasoles o racimos de uvas y diversas frutas llegaron ayer al ágora central de la ciudad de los condes duques donde se abría durante el fin de semana y por 22 años consecutivos el certamen ferial.

Una de las privilegiadas pioneras de esta cita anual, la hortelana Ursicina Cobreros, viene aportando año tras año desde Colinas de Trasmonte lo mejor de su huerta, las excelentes cebollas "morcilleras" o de horco", de las que no pican, que este año han quedado más pequeñas debido a la excesiva humedad con las lluvias durante la plantación. Sus afamadas cebollas son apetecidas desde Barcelona hasta Vigo. Otra avezada hortelana, Inés Uña, de San Pedro de la Viña, habitual en la plaza, culpaba a la climatología, al exceso de calor durante la floración del tomate, la merma de este producto, "pero es de muy buena calidad", advierte. Y es que el hortelano depende en gran parte de la nubes, de la climatología. Si el tomate se vio afectado en su planta por el calor, el ajo en su desarrollo del fruto ya que el exceso de humedad "apretó la tierra y no dejó crecer bien las cabezas", decía Uña decidida defensora de este tipo de ferias donde se muestran los mejores productos, y se venden. "Sobre todo el sábado y el domingo", apostilla. Las legumbres no podían faltar en la mesa expositora, de la mano de cultivadores como José Álvarez, de Calzada de Tera. Otro que también incidía en la climatología adversa en la merma de producción apuntando a una siembra tardía de las judías debido a la excesiva humedad del terreno. Al igual que José Antonio Álvarez, otros más ponían a la venta garbanzos, alubias, lentejas o soja. A los girasoles parece que no les afectó demasiado el clima adverso porque el fruto de José Carlos Furones, de Micereces, era un buen escaparate.