En seda de damasco encarnada y dividida en tres calles, con cortavientos de hilo metálico y rematado por un flecado de algodón, es la enseña de los carracedinos. Es el fiel reflejo de la que data de 1676, y que ayer era izada al viento tras su bendición.

La fiesta del patrón de Vidriales, del nacido en 1594 en esta localidad de Carracedo, san Lucas del Espíritu Santo, era propicia para que el pendón ondease nuevamente en una iniciativa promovida por la asociación de san Lucas del Espíritu Santo. Su presienta, Felicidad Ballesteros Pérez, con nerviosismo emplazaba a los asistentes, carracedinos o no, a ser pendoneros y evocando una ley no escrita tomaba la palabra, al modo de ser y hacer del viejo reino de León, en la que la voz del mendigo y la del noble, la del rico y la del pobre, contaron por igual en el concejo. A la voz de izad el pendón, los pendoneros atendieron la llamada haciendo que el pendón que hasta entonces besaba el suelo que le acababa de ver hacer, lo subieron al cielo deseoso de acariciar. Así se iniciaba el desfile procesional con la imagen del patrón san Lucas que se halla en la iglesia dedicada a san Miguel Arcángel de Carracedo de Vidriales. La enseña del pueblo de Carracedo estaba acompañada por la mariana del santuario de la Virgen del Campo y la pendoneta de San Mamés de Ayoó. Mientras tanto, la campana no cesaba de sonar llena de gozo en esta jornada festiva aunque para el instrumento sonoro no lo era tanto a la espera de que el vano contiguo fuera ocupado por una nueva compañera tras el reciente robo de la anterior. Porque las campanas y el pendón, del pueblo son. Los devotos de san Lucas procesionaron con la imagen del patrón hasta el pueblo y al finalizar la misa se ofrecieron las pastas del santo.