El proceso de toma de color de la uva en la comarca traerá irremediablemente un retraso en su maduración lo que se traducirá en una recolección más tardía. Así lo aseguran algunos cultivadores cuando a fecha de hoy, en el ecuador del mes de agosto, el enverado de la uva todavía no ha comenzado. La culpa de todo ello se deba probablemente a las elevadas temperaturas en el proceso del desarrollo de los racimos.

No obstante, las uvas se presentan limpias, pero eso sí, con menos grosor. "Este calor tan fuerte no es bueno", señalan mirando al cielo por la conveniencia de algunas precipitaciones. Son precisamente las condiciones climatológicas actuales las menos favorecedoras para un normal proceso de maduración, ya que en la zona de Vidriales y de la comarca de la denominación de Vinos de la Tierra las plantaciones carecen de instalación del riego por goteo, con alguna excepción, encontrándose al albur de las lluvias.

Una buena cosecha en cuanto a su cantidad, buen producto, porque al menos se ve limpio y carente de enfermedades, pero si el tiempo continua con las elevadas temperaturas, el fruto se llegará a resentir, siguen explicando algunos de los propietarios de viñedos consultados.

Si el envero se retrasa aún más sí podrá reportar consecuencias al fruto. En todo caso, los cada vez en menor número cultivadores de uva que permanecen en la zona no se atreven a adelantar calendario de vendimia porque todo depende de las condiciones climatológicas inminentes, pero eso sí auguran ya un retraso debido a que ni siquiera se encuentran en fase de preinicio de toma de color.

Los reducidos tratamientos a la planta, ceñidos casi en exclusiva al azufre como medida preventiva, se han aliado en el mes de mayo con el crecimiento de las plantaciones.

Del calendario de la recolección o de la vendimia, nadie se atreve a aventurar algo al respecto y menos aún del valor del producto que temporada tras temporada viene arrastrando unos precios demasiado bajos para que esa apuesta por el relevo generacional sea tal. La mayoría de las plantaciones existentes en la zona ya se encuentran en manos de bodegueros. El resto son minifundios que a duras penas resisten o que sirven para elaborar caldos a título particular. Aún así, los caldos elaborados siguen reconociéndose entre los consumidores y no pocos de ellos logran ser premiados en concursos nacionales e internacionales.