La misa exequial del sacerdote Pedro de Paz de la Fuente, fallecido a la edad de 90 años y celebrada en la mañana de ayer en la iglesia parroquial de su localidad natal, San Juanico el Nuevo, se convirtió en un homenaje y reconocimiento a la labor del cura rural. Las palabras del oficiante mayor, del Obispo de Astorga, monseñor Juan Antonio Menéndez, no dejaban lugar a dudas de este reconocimiento para quien fue un cura rural y como tal, testigo de la despoblación a través de su ministerio pastoral ejercido durante 64 años en parroquias rurales diocesanas de tierras gallegas y sanabresas, asi como durante su retiro.

"Todos los hombres importantes se han ido a otro lugar, a excepción del sacerdote, que se queda en los pueblos", decía monseñor Menéndez en su homilía queriendo agradecer en la labor del finado "la de los sacerdotes rurales y de toda España".

Con la solemnidad característica de la misa exequial de un sacerdote, el féretro con los restos mortales del fallecido Pedro de Paz de la Fuente era colocado mirando a la asamblea, cubierto con una casulla y el Evangelio abierto sobre él. Junto al prelado, Juan Antonio Menéndez, el vicario general, Marcos Lobato, el párroco Aurelio Miguélez y el arcipreste, Baltasar Villalón, una veintena de sacerdotes que quisieron dar el último adiós al finado acompañando a los familiares y vecinos de San Juanico.