La población en la comarca benaventana descendió en más de 4.500 habitantes en las dos últimas décadas y la ciudad de Benavente desde el año 2012, con una población censada de 19.259 habitantes, hasta el 17 de agosto de 2015 con 18.509 habitantes, ha reducido el padrón en 750 habitantes; es decir, si esta sangría no se frena, solo la ciudad de Benavente podría perder más de 2.000 habitantes en una década.

Esta reducción de la población no es un hecho asilado que sufre Benavente y comarca, ya que economías como la nuestra basadas en la agricultura y ganadería, están sufriendo grandes transformaciones que hacen que este modo de vida no resulte atractivo. Esto arrastra ineludiblemente al sector servicios que ha visto en los últimos tiempos descender la actividad de forma alarmante, lo que resulta muy preocupante en una ciudad en la que en la actualidad el comercio y la hostelería suponen el 60% de la actividad económica.

Me gustaría ver algún día, espero que sea pronto, que el equipo de Gobierno municipal ponga en marcha las escasas y vagas iniciativas que proponían en sus programas electorales, y que desde mi punto de vista se deberían complementar con otras que hicieran atractiva nuestra ciudad para que nuestros jóvenes no se vayan y de paso atraigan a otros que quieran desarrollar sus proyectos en Benavente. Es importante, cuanto antes, recuperar el protagonismo que tuvo nuestra ciudad, hace ya demasiados años, como motor de la economía comarcal y así frenar el éxodo y el descenso de la población. Es de Perogrullo que si los pueblos que conforman la comarca se desarrollan, la ciudad de Benavente crece y si Benavente crece los pueblos de su entorno también.

El descenso de población por la búsqueda de expectativas laborales en otros lugares, por la baja natalidad y por el envejecimiento, es un enorme lastre para el desarrollo de Benavente y comarca encareciendo significativamente la prestación de servicios sociales, la educación, la dependencia, etc. por lo que el gobierno de la ciudad está en la obligación de buscar soluciones a este grave problema y tratar de invertir la tendencia. Esta situación crea un peligroso círculo del que es difícil salir si no hay voluntad política de romperlo. Al descender la población baja el consumo, la comarca por el abandono institucional que sufrimos y por la propia historia que todos conocemos es poco atractiva para la inversión, lo que hace que haya pocas expectativas de futuro, emigrando los jóvenes y envejeciendo los que se quedan, lo que hace que baje la población y volvemos a empezar.

El asentamiento y desarrollo poblacional pasa, ineludiblemente, por establecer políticas incentivadoras encaminadas a la creación de empleo, por favorecer a aquellas empresas que garanticen estabilidad en el puesto de trabajo y que entre sus objetivos esté el facilitar a sus trabajadores el equilibrio entre la vida laboral y familiar.

Benavente, como cabecera de una comarca extensa, necesita una infraestructura sanitaria adecuada a las necesidades que debe cubrir. Muchas veces hemos reivindicado los benaventanos, una serie de prestaciones que complementen los actuales servicios de diagnóstico y especialidades con el objeto de evitar el trasiego continuo de pacientes a las consultas especializadas en Zamora o Salamanca. A la reivindicación secular de que los benaventanos puedan nacer en su entorno, se une la carencia de un pediatra de guardia para las tardes o los fines de semana. En este tema han tenido que tomar la iniciativa ciudadanos de Benavente y comarca que han solicitado, con un aval de más de 8.000 firmas a la Gerencia de Servicios Sociales de la Junta de Castilla y León que se preste este servicio.

Es llamativo que el equipo de Gobierno municipal en sus propuestas, diga que fomentarán "el empadronamiento en la ciudad desarrollando iniciativas de asentamiento de población mediante campañas informativas sobre las ventajas de empadronarse, ayudas municipales a la natalidad y bonificaciones específicas en determinados servicios municipales" y se olviden que los niños enferman también por las tardes y los fines de semana. No sé a qué iniciativas se refieren para fijar el asentamiento de la población, pero deben tener en cuenta que las ayudas a la natalidad no se deben centrar únicamente en las económicas, que aunque escasas bienvenidas sean, y sí en desplegar de forma eficaz las que proporcionan bienestar a los niños y a las familias en toda su etapa infantil.