Con toda solemnidad, con el boato que caracteriza las ocasiones, celebraba Villaferrueña la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús. Se intentó recuperar el ramo de las roscas, pero a última hora no pudo ser. Sin embargo, la solemnidad sí estuvo a pie de calle, y en la iglesia. En la calle, porque hasta el pavimento de acceso al templo parroquial se vestía de pétalos de flores silvestres, de las de la ladera de la Sierra de Carpurias que en este año está más verde que nunca y su fragancia es más penetrante.

Los vecinos de Villaferrueña se prepararon al atardecer para procesionar la imagen del Corazón de Jesús. Una escultura portada en andas por los devotos durante un largo itinerario procesional llegado hasta las antiguas escuelas, al otro extremo del pueblo donde la elevada cota del terreno se confunde con la misma ladera de la Sierra de Carpurias.

Los acordes musicales de la banda Solera no mitigaban los atronadores estallidos de los cohetes. Una costumbre ésta que se ha venido a recuperar, la de tirar cohetes, en el trayecto del desfile procesional, ya que hasta hace unos años se disparaban desde el puente o desde el Ayuntamiento. Incluso el repique de campanas se confundía con disparos y sonidos musicales. A ello se sumaban los cánticos de los devotos. Una amalgama de sonidos y voces difícil de interpretar desde la lejanía. Así son las ocasiones solemnes. Y de esto sabe bien Villaferrueña.

Los vecinos habían celebrado misa por la mañana y después de la procesión de la tarde se organizaba una verbena con la orquesta "Estribo". Ayer, las atracciones infantiles daban paso a la verbena con "Expresión".