La procesión del Corpus Christi, históricamente evento religioso principal de las fiestas del Toro Enmaromado y hoy por hoy relegado y engullido por la Semana Grande, puso ayer el broche a los festejos finalizados oficialmente durante la madrugada.

La iglesia de Santa María del Azoague acogió una misa concelebrada por el párroco titular y el párroco de San Juan del Mercado a las 19.30 horas. En la ceremonia participaron decenas de niños de las diferentes parroquias benaventanas que han recibido el sacramento de la primera comunión en las últimas semanas.

Tras el oficio religioso tuvo lugar la procesión del cimborio con la custodia, de gran valor artístico. La cruz sacramental abrió una comitiva de dos hileras de niños comunionados portando cestas con pétalos que iban arrojando antes del paso de la custodia. Los pequeños iban escoltados por padres y familiares.

La procesión transcurrió por la calle de la Rúa, la Plaza Mayor, Cortes Leonesas, Los Herreros y la plaza de Santa María donde se dio por finalizada.

Instituida en Francia en el año 1320, la festividad del Corpus también arraigó en Benavente como en numerosos rincones de la península. Se celebraba el jueves siguiente a la dominica de la Santísima Trinidad y constituía una manifestación colectiva de exaltación de la Eucaristía y de adoctrinamiento sobre las verdades de la fe cristiana.

En Benavente, hace apenas una treintena de años la procesión del Corpus Christi se celebraba en jueves y la tarde antes se corría el toro enmaromado en Benavente. El día festivo era el religioso, no el día de la carrera del astado, que con anterioridad a la instauración de la llamada Semana Grande era un acto de tarde al que se acudía después del trabajo y que finalizaba con la carrera del bravo de turno.