Triunfaron en La Veguilla y repitieron ayer durante la Semana Grande. Los encierros de hinchables congregaron a centenares de pequeños por las calles de Benavente en una carrera monstruosa y divertida.

A las 17.30 horas de la tarde, bajo un sol taurino de justicia, los chavales, solos, o con sus padres y familiares, asistieron a las puertas del toril viejo a una breve pero práctica clase sobre como correr delante de los toros y qué no hacer para respetarlos. El "speaker", que hizo el recorrido completo con un equipo de megafonía marcando los tiempos del encierro, pidió a los pequeños corredores que se encomendaran a la patrona benaventana y que siguieran las reglas de la carrera, que incluyen no pegar ni maltratar a los cariñosos astados.

Tal fue la afluencia de pequeños corredores que entre la masa de niños y padres apenas se acertaba a distinguir las astas blanca de cinco enormes hinchables de color negro y de un sexto colorado.

El encierro concluyó en Santa María donde una plaza de toros hinchables con chiqueros aguardaba a los animales. A la guisa sanferminera, entraron los astados hasta los chiqueros y seguidamente y por grupos de edad, los pequeños fueron toreando el ejemplar que les cayó en suerte.

En el programa del penúltimo día de las fiestas del Toro Enmaromado los niños tuvieron su espacio antes del ya habitual concurso de botas organizado por la peña NTE. Por la mañana, el baile vermut organizado en la Mota para los mayores con la actuación de la charanga Jarra y Pedal copó los actos matutinos. La noche había sido larga y la verbena de El Ferial, amenizada por La Fórmula, abarrotó esta arteria benaventana.

Anoche, mientras los encierros de verdad se desarrollaban en el circuito vallado, Raúl de Dios ofreció un concierto de música folk en la Plaza Mayor con gran presencia de público. Al cierre de esta edición estaba a punto de comenzar la verbena en la Plaza de la Madera a cargo de la orquesta Tango, con torito de fuego incluido.