El Ayuntamiento de Benavente formalizó ayer por la tarde una denuncia en el Puesto Principal de la Guardia Civil de Benavente por el robo sistemático de tipografía de las lápidas, panteones y nichos del cementerio municipal, así como de paños de mármol arrancados de las sepulturas, y elementos funerarios decorativos, como cruces y argollas de bronce, cromo u otros metales.

Hace semanas que los empleados del cementerio municipal y, fundamentalmente, vecinos de Benavente, habían detectado la sustracción de letras de las tumbas, fuera cual fuese el tamaño o el acabado, pero los robos han arreciado. El Ayuntamiento ha abierto una investigación interna y la semana pasada decidió poner los hechos en conocimiento de la Guardia Civil tras escuchar los testimonios de algunos ciudadanos, según explicó ayer el concejal de Sanidad y Medio Ambiente, Manuel Burón.

Son decenas las letras de distintas tipografías que han sido arrancadas y sustraídas, pero a mediados de la semana pasada se detectó que no sólo faltaban letras. Los cacos también han comenzado a fijarse en el mármol de las tumbas. En algunas de ellas se han extraído lienzos enteros, según pudo comprobar ayer este periódico. A estos hurtos continuados se suman elementos decorativos funerarios, algunos de cierto valor dependiendo del metal en que están realizados. Es difícil cuantificar cuántas letras faltan de las tumbas, pero dando un paseo en la zona de nichos o entra lápidas y panteones es apreciable a simple vista cómo de vez en cuando en las inscripciones faltan una o varias letras, guarismos, o signos de puntuación, incluyendo los guiones que separan las fechas de los decesos. En otras tumbas se nota la reposición de la tipografía sustraída, más nueva que la que no ha sido sustraída.

A lo largo de la jornada hay varios momentos en que en el cementerio no hay ningún trabajador. El Ayuntamiento cree, según los testimonios recabados, que el autor o autores aprovechan fundamentalmente el horario de la comida, entre las 13.30 y las 15.00 horas, y sospecha, siempre según los testimonios, de que los ladrones están relacionados de alguna manera con el sector productivo de artículos funerario. "Parece poco probable que quien esté haciendo esto lo haga para vender el bronce", explica Manuel Burón. De ser el bronce el blanco de los hurtos, no parece razonable que entre las letras sustraídas las haya de malaquita o de otros tipos de plástico, o con otros acabados. Además el valor de las letras es relativamente bajo. El precio de cada letra de una inscripción oscila entre uno y cinco euros dependiendo de los acabados.

"Sean quienes sean podrían estar incurriendo en un delito de profanación tipificado en el Código Penal", advierte Burón tras reprobar la falta de escrúpulos de los autores de estos robos.