"Niñonazo", el Enmaromado 2016 de Benavente, tiene algo más de cinco años y 40 días para ponerse a tono en la finca de El Palomar Povedilla, en Albacete.

Los toros de la ganadería de Samuel Flórez, tal y como esta los describe, son animales de gran esqueleto, mucha cara, pitones recios y blancos en la cepa, gran badana, ancos de sienes y frente rizada (muy aleonados) y un gran trapío. A la par so bajos de estatura, tienen las manos cortas y son largos de cuello. También son descritos por su carácter noble y su capacidad de ir de menos a más en la lidia.

La ganadería

Los antecedentes de la ganadería de Samuel Flórez se remontan a 1882. Eduardo Ybarra compró parte de la ganadería a Joaquín Murube (Tronco Vista Hermosa). "Se decía de estos toros que no tenían mucho peso ni aparente corpulencia, como padecían y sufrían escasez no daban grandes caídas pero tomaban muchas varas y recargaban; se conservaban bravos y prontos y llegaban bien a la muleta; eran sencillos y claros por lo que gustaban a públicos y toreros". Así nació la definición de Ybarreño.

En 1903 Eduardo Ybarra vendió la mitad de la ganadería a Fernando Parladé quien la tuvo en sus manos muy poco tiempo, tan solo lidió dos camadas a su nombre. Después gran parte de la ganadería la compraron los señores Gamero Cívico quienes hicieron cuatro lotes. Un fue adquirido por Ernesto Blanco, otro por su hijo Manuel Balnco, un tercero por Rafael Clairak de Salamanca, y el último por Samuel Hermanos, de Palma del Río, en el año 1926. Fue, la de Samuel Hermanos, la única rama que continuó en la misma familia y que conservó la pureza Ybarreña.

"Niñonazo", el Enmaromado 2016.