Llovió en Benavente tal y como apuntaban las previsiones, incluso granizó momentáneamente, pero ninguno de los actos festivos de calle programados ayer fue suspendido. La celebración pudo con la climatología y no arredró al público benaventano.

Centenares de personas siguieron las peripecias de los Autos Lokos, un concurso de vehículos imposibles que este año se desarrolló con más seguridad en la Encomienda y la Plaza del Grano. Las dos cuestas, separadas por una curva de circuito, pusieron a prueba a una Lata de sardinas, a los Picapiedra, a Rayo McQueen en versión camión, al tronco-móvil CQC, a los Indios Cagaos y su tipi, y a un imposible Carro de la compra que ofrecía almejas del Órbigo en oferta. Compitieron los artefactos con ruedas en varias modalidades sin incidentes destacables, hasta que en la última prueba, en la que los vehículos salían uno detrás de otro, Los Picapiedra volcaron de costado para no hincarle el morro a la Lata de sardinas. El accidente se saldó con un cabreo monumental del conductor del vehículo, al que pateó durante unos segundos.

Tras sumar las puntuaciones, la versión Track de Rayo McQueen se hizo con el primero puesto, seguido por este orden de la Lata de Sardinas, los Cagaos Indios, Los Picapiedra, el Carro de la compra y el tronco-móvil de CQC.

La lluvia irrumpió con cierta fuerza cuando la prueba estaba finalizando, pero escampó justo para que Charamandanga abriese la compuerta del cajón en la Plaza de la Madera para que los niños disfrutaran corriendo delante de varios astados con ruedas de distintos tamaños.

A menos de 500 metros, en el antiguo toril, la Asociación Benaventana del Toro Enmaromado preparaba a los niños para un encierro sanferminero. Un speaker explicó las normas a los chavales y les propuso cantar a la Virgen de la Vega como si fuera San Fermín tres veces antes de que sonarán tres bombas. Luego salieron del toril unos cuantos toros negros de amplia y mullida encornadura. Los pequeños lo pasaron en grande corriendo delante de los bureles hinchables.

Al cierre de esta edición, la orquesta Paris de Noia, había podido comenzar la verbena con la plaza de la Madera rebosante de público.