"Pero, si está al rojo vivo". Con asombro, algunos escolares no dejaban de fijar sus ojos sobre el hierro incandescente que salía de la fragua, de las manos del herrero. De este artesano, Manuel Díez Barrigón, Manolo el herrero, de Santibáñez de Vidriales, a quien le salieron los dientes entre las ascuas de la lumbre.

Manuel Díez ha pasado ya a formar parte de la comunidad educativa, casi de la plantilla del centro Sansueña, porque por su aula pasan todos los años, los escolares de uno y otro lugar para conocer de primera mano el antiguo oficio de moldear el hierro. Y en la mañana de ayer lo hacían los alumnos de cuarto, quinto y sexto curso de primaria, porque los más pequeños se habían dirigido hasta San Pedro de la Viña para conocer la elaboración de los embutidos y curado de jamones en la fábrica que Zapatero tiene en esta localidad. Las visitas se enmarcan dentro del programa que organiza el colegio vidrialés para que los alumnos conozcan de primera mano las industrias y oficios de la zona.

A primera hora de la mañana llegaban los escolares a la fragua de Santibáñez. Manolo el herrero les estaba esperando con su delantal de cuero y con el "rezagal" ya encendido, todo listo para estas ocasiones especiales porque Manolo se siente orgulloso de enseñar todo lo que aprendió de su tío Ginés y que él mismo ha ido perfeccionando durante su azarosa vida laboral. Este jubilado sigue siendo el maestro de la fragua, el maestro del "rezagal" cuyo fuelle se ha mecanizado. No obstante, la maestría, la destreza con la que el artesano trabaja el hierro no tiene parangón. Desde la lumbre al agua para su temple. Incluso el puñado de arena para su "encolado" y el moldeado sobre el yunque. Todo un proceso en el que participaron los escolares. Hasta la máquina de soldar echando chispas al contacto del electrodo con la chapa.

Un aula viva en la que el antiguo proceso de fabricación de instrumentos y elementos de la construcción ha pasado a ser mecanizado, incluso a contar con otros materiales como el aluminio. Los escolares se adentraron en el mundo del taller de carpintería metálica que el hijo del herrero, Manuel Díez, les explicaba también con maestría.

De ahí, la gira cultural, y sin salir de casa, hasta pasar a contemplar una rica colección de instrumentos, de utensilios, de aperos, tanto de madera como de cuerda o de hierro, que el herrero ha venido recopilando en una exposición etnográfica que no deja indiferente al visitante. Y como tesoros más preciados, los trabajos en forja realizados por este artesano del hierro, las reproducciones de edificios singulares que Manuel Barrigón, el herrero de Santibáñez ha venido fabricando con sus manos.