Hace ya unos cuantos años escribí un artículo de opinión referido a esto mismo: la diferencia de categorías entre ciudadanos, esos que deben ser iguales ante la ley, pero que como bien nos recuerda la realidad, están divididos y obtienen diferentes tratos de la Administración. En este caso el agravio es entre ciudadanos de a pie y su exalcalde Saturnino Mañanes, y esta vez no ha sido infligido por sus compañeros de clase política, sino por algunas de las técnicas municipales. En concreto me refiero a los ciudadanos propietarios de viviendas en el hasta hoy ilegal edificio Villalar, al que se revocó la licencia hace ya más de 5 años en sentencia firme del TSJ de Castilla y León. Unos ciudadanos propietarios, que fueron prácticamente estafados al adquirir inmuebles construidos en un solar antes propiedad del exalcalde Manuel García Guerra, promovido y construido por la empresa del exconcejal Justo Fernández Valverde, que obtuvo licencia en tan solo 24 horas, y que como quedó demostrado, se hizo de manera absolutamente ilegal. Estos mismos ciudadanos llevan habitando un inmueble sin licencia durante más de 7 años sin que los técnicos del Ayuntamiento se hayan molestado en tratar de remediar la situación, velar por sus intereses y meter en vereda a aquellos que no solamente cometieron una ilegalidad, sino que lo hicieron desde una posición privilegiada de poder y con manifiesto ánimo de lucro. Propongo que la RAE ponga este caso como ejemplo (no juzgado) de corrupción.

Por otro lado, el exalcalde Mañanes, ante la ilegalidad de su chalé, vio como desde el procurador del Común y la defensora del Pueblo, hasta la Confederación Hidrográfica del Duero, pasando por la Diputación Provincial, la Comisión Territorial de Urbanismo y terminando en el propio Ayuntamiento que él mismo presidía, argumentaron que se trataba de una infracción grave, que inicialmente se merecía una sanción de entre 300.000 y tres millones de euros, además de obviamente el derribo del chalé.

Pues bien, es curioso que sin que nada nuevo ocurra, que con el mismo criterio invariable de las instituciones anteriormente mencionadas, esas mismas técnicas que "pasan" del problema de los ciudadanos del edificio Villalar, ahora proponen que se olvide el asunto del chalé del exalcalde archivando el caso. Vamos que se desviven para vestir un santo que solo al exalcalde interesa y que a todas luces suena a pucherazo, ¿por qué las técnicas de nuestro Ayuntamiento, hacen caso omiso a los intereses de los ciudadanos de a pie que les pagan el sueldo, pero se "mojan" escandalosamente en el caso del chalé del exalcalde?

No consideramos cuando criticamos la corrupción y los tejemanejes de nuestros políticos que nunca están solos en estos trances, cuentan con dos opciones, con el apoyo en positivo y favorable de los técnicos adscritos cuando les interesa, o bien con ejercer en negativo la coacción sobre los mismos cuando lo ven necesario, con ello condicionan y agravian la vida de sus ciudadanos. En este caso parece que se ha ejercido la segunda opción.

No conviene olvidar que en las administraciones existen dos tipos de corrupciones, las de los políticos que otorgan favores y prebendas, y las que personalmente considero más graves: las de los técnicos que coaccionan al ciudadano para otorgarle aquello que por derecho le pertenece. En el primero de los casos se crean privilegios adicionales, creando una riqueza no merecida a aquellos que "comulgan", pero en el segundo se menoscaban los derechos de los ciudadanos chantajeándoles para que obtengan lo que es su derecho. De este último caso bien podrían hablar bastantes benaventanos que sufrieron los chantajes de aquel arquitecto municipal de infausto recuerdo? por ejemplo.