El hartazgo de acontecimientos políticos que no terminan de resolverse en los últimos tiempos provoca dudas en la población sobre la capacidad que puede tener la clase política dirigente para tomar decisiones que solucionen los problemas reales de los ciudadanos. La percepción que tenemos es que anteponen sus intereses por encima del interés general. Estamos viendo en las últimas horas que para los líderes del independentismo en Cataluña saltarse la voluntad popular es un ejercicio válido con tal de conseguir sus objetivos; el señor Rajoy, por su parte, se erige como salvador único de la patria; la señora Díaz y el señor Sánchez pugnan entre ellos por liderar un PSOE en horas bajas; al señor Garzón no le importa liquidar los restos de Izquierda Unida para hacer una formación política a su imagen y semejanza y los líderes de las nuevas formaciones, convertidas en reinos de taifas, se escoran a la derecha o a la izquierda en función de la oferta de poder que obtengan.

Todos estos personalismos e intereses particulares de la clase política dirigente, en nuestra ciudad se hacen más visibles. Vemos cómo equipo de gobierno y oposición se aferran al círculo del poder con todas sus fuerzas a pesar de no aportar soluciones y provocar espectáculos tan lamentables como el ocurrido en el último Pleno de la Corporación Municipal, demostrando, una vez más, la poca cultura democrática que todos ellos tienen a la hora de debatir las cuestiones que de verdad afectan a la convivencia y al desarrollo de la ciudad.

En dicho Pleno se presentaban los Presupuestos para el año 2016, y siendo el debate más importante del año, las deplorables actuaciones de unos y de otros lo convirtieron en un sainete de bajo perfil.

El señor Burón presentó los Presupuestos de 2016 como realistas e inversores, cuando a lo que se dedica el gasto no es a inversiones productivas sino más bien al mantenimiento, necesario por otra parte, de las infraestructuras de la ciudad, es decir, nada imaginativos a la hora de proponer inversiones concretas encaminadas a la creación de empleo estable.

Me llama la atención que, después de reclamarle a la coalición gobernante durante meses su proyecto de gobierno se olviden de cuantificar algunas de sus promesas, necesarias y perentorias para la activación de la economía benaventana, como son: el coste de la Oficina de Desarrollo Local, los programas de apoyo y ayudas económicas dirigidos a los nuevos emprendedores, a las empresas instaladas y al comercio minorista, a la hostelería, el coste del Plan de Mejora de la Accesibilidad en la ciudad y en los edificios públicos para la eliminación progresiva de las barreras arquitectónicas (bolardos, aceras?), la recuperación y el mantenimiento de todos los caminos de titularidad municipal, etc.

Me llama igualmente la atención que, después de siete meses de gobierno municipal, pospongan para el próximo ejercicio la participación en la elaboración de los Presupuestos municipales de los agentes sociales, cuando todos sabemos la "predisposición" que tiene el señor Burón en dar participación a todos aquellos que puedan aportar algo y además habiéndose creado hace unos meses la Mesa del Diálogo Social en la que están todos ellos representados. Esto me hace pensar que "el papel soporta casi todo" y la realidad puede ser otra.

Como todo esto no estaba previsto y el resto de materias incluidas en los Presupuestos municipales parece que no tenían interés para los señores concejales, el debate derivó en lo de siempre, en dirimir qué era o no era educación y quién tenía que hacer más reproches al equipo contrario. El diálogo, por calificarlo de alguna manera, entre unos y otros era tan caótico que hasta el señor De Dios se permitió la licencia de ironizar sobre las ayudas a la natalidad que proponía el equipo de gobierno, cuando todos sabemos que, aunque escasas, siempre serán bien recibidas todas las iniciativas encaminadas a frenar el descenso de la natalidad, y máxime en Benavente, que la pérdida de población en los últimos tiempos es preocupante.

El colmo del despropósito se produjo cuando la Concejal de Hacienda sugirió que una parte de los votos obtenidos por el PP en las últimas elecciones, tema transcendental en el debate de presupuestos, fueron fruto de irregularidades en colectivos benaventanos vulnerables. Si a estas alturas de la democracia en España la concejal de Hacienda se cuestiona la libertad de voto, base de la cultura democrática, ¿qué vamos a esperar de unos dirigentes que, según la concejala, su elección pudiera estar manipulada?

Es lamentable que estemos pidiendo altura de miras a los representantes de las formaciones políticas nacionales para obtener la estabilidad necesaria en el Gobierno de la nación y en nuestro querido Consistorio los concejales, de uno y otro signo, no se tomen en serio su trabajo y encima cuestionen los cimientos más sagrados de la cultura democrática.

Deberían reflexionar, los señores concejales, sobre lo que los benaventanos esperamos de ellos y pedir perdón por los hechos acontecidos en el último Pleno de la Corporación Municipal. Rectificar ennoblece a quien lo hace, el orgullo es el peor de los pecados.