Vienen por la cultura, por las tapas y por la experiencia de vivir en otro país. Algunos porque no saben en qué trabajar cuando finalizan sus estudios universitarios y otros porque quieren dedicarse el resto de su vida a la enseñanza. Son auxiliares de conversación en colegios e institutos de Benavente, becados por el Ministerio de Educación, para ayudar a perfeccionar el inglés en las aulas. Lo que muchos alumnos no saben es que sus propios profesores también aprenden cada día, ya que estos nativos anglosajones desean mejorar su nivel de español durante su estancia en la provincia de Zamora.

Es el caso de Faith Brown, que repite experiencia en el Instituto León Felipe tras los buenos resultados del pasado curso. Procedente de Cincinnati (Ohio, Estados Unidos) tiene experiencia en la enseñanza del español, profesión que quiere desempeñar en su país. Entre las principales dificultades de ser profesora está "que los alumnos mantengan la atención y disfruten aprendiendo inglés, por eso preparar actividades interesantes e interactivas es un imperativo en mi día a día".

Brown ha notado la mejoría del nivel en muchos de sus alumnos, a los que el curso pasado dio clases y espera seguir haciéndolo en el 2016-2017 porque le encanta enseñar español y, aunque asegura que le ha costado acostumbrarse al horario de este país, en el que todo abre y cierra más tarde que en USA, disfruta tanto de Zamora como de los viajes a otras ciudades españolas y europeas con el fin de aprovechar su estancia al máximo.

Su vecina de instituto, Cristina Carranza, procede de Los Ángeles (California, EEUU) y enseña en el IES Los Sauces. Estudió Traducción e Interpretación del Español en la Universidad y esta beca del Ministerio de Educación le pareció una buena oportunidad para completar su currículum. Es la primera vez que trabaja como profesora y, aunque "estaba nerviosa porque no tengo experiencia en educación o con niños ha sido una gran sorpresa, disfruto la enseñanza y a la vez yo también estoy aprendiendo mucho".

Entre las mayores dificultades que ha encontrado en su trabajo está "lidiar con los adolescentes y hacerles callar. He aprendido esta diferencia cultural con Estados Unidos: individualmente los niños se comportan, participan más con conversaciones en inglés y en general están más involucrados con el aprendizaje del idioma, pero cuando están con sus compañeros, suelen socializar mucho".

Samantha Carr ofrece otro punto de vista. Procede de Minnesota (USA) y estudió Matemáticas. Vino a España porque le picó la curiosidad tras visitar a su hermana, que estaba haciendo un Erasmus en Sevilla. Ahora enseña en el CEIP Buenos Aires con el programa British Council, donde recalca el buen nivel de inglés tanto entre el profesorado como en el alumnado. Para ella, el elemento más positivo "hay mucha confianza, mucho amor y mucho cariño. El trato es más personal, no hay un muro entre unos y otros que en Estados Unidos aún se nota". Como aspecto a mejorar apela a los libros de texto, donde "hay un montón de palabras que son de un nivel muchísimo más alto; esto limita el aprendizaje".

En el IESO Los Salados está Julia Quintavalle, de Philadelphia (USA) y con título universitario en Relaciones Internacionales. Tras su experiencia como directora de campamentos de niños, le gusta usar los juegos como "incentivo para trabajar juntos" y, al igual que el resto de auxiliares, "sólo hablo con ellos en inglés".

El único auxiliar británico es Liam Richardson, procedente de Doncaster (Inglaterra), que se reparte entre los colegios Virgen de la Vega y San Vicente de Paúl. Se muestra sorprendido por el "sistema bilingüe" del sistema educativo español y es consciente de que a veces es difícil que "entiendan mi acento", pero a la vez defiende que es "clave" escuchar a personas nativas cuando se está aprendiendo otro idioma.

Estos cinco jóvenes viven en Zamora y disfrutan de una experiencia única en su vida. Aún les quedan cinco meses por delante para mejorar su español y ayudar a los benaventanos con el inglés.