Una treintena de prelados, entre ellos el Nuncio y el presidente de la Conferencia Episcopal, asistieron al mediodía de ayer a la ceremonia de la toma de posesión del obispo de Astorga. Monseñor Juan Antonio Menéndez Fernández, "asturiano y astorgano", vecino ya de la ciudad maragata, como así se quiso denominar en su homilía el prelado número 137 de la iglesia asturicense, lograba reunir en torno a la misa solemne celebrada en la Catedral a cerca de 3.000 personas que abarrotaron el primer templo de la Diócesis.

Una numerosa representación de los 280 sacerdotes del amplio territorio de la diócesis que afecta a las provincias de León, Zamora y Orense con casi el millar de parroquias, así como de la Diócesis de Oviedo, vinieron a realzar la toma de posesión del nuevo Pastor. La organización dispuso una serie de pantallas de TV para que el público pudiese participar más activamente del acto. Autoridades civiles y militares tanto de Asturias, tierra natal del nuevo prelado astorgano, como de León o de Zamora y representantes institucionales asistieron a la ceremonia.

Era el propio Nuncio de SS en España, Renzo Fratini, quien comenzaba el ritual saludando a la asamblea, tras una alocución del hasta ayer administrador diocesano, Marcos Lobato. La cátedra pasaba a ocuparse tras la lectura de las "letras apostólicas" del nombramiento, por el nuevo obispo quien la venía a ocupar sentado con la mitra y el báculo entregado por el Nuncio, tomando así posesión de la diócesis.

Previamente a la celebración eucarística, con ritual propio, tal como se detalla en el ceremonial de los obispos, Juan Antonio Menéndez salía del Seminario Conciliar en una comitiva callejera hacia la Catedral, arropado por su predecesor, Camilo Lorenzo y la amplia nómina de obispos, a los sones de música tradicional.

A las puertas de la catedral era recibido por el alcalde, Arsenio García, y el deán presidente del cabildo, Miguel Sánchez Ruiz, le ofrecía a besar el Lignum Crucis y el acetre con el hisopo para asperjer con agua bendita al pueblo allí congregado mientras era respondido con encendidos aplausos.