Aprender que los ajos no nacen en las redes que venden en el supermercado, desarrollar la paciencia que supone un cultivo bajo tierra y cuidar con mimo las semillas que algún día florecerán; son valores que no aparecen en los libros de texto, pero que pueden enseñarse en cualquier edad y desde cualquier materia.

Por eso el colegio San Vicente de Paúl, de Benavente, ha instalado en el antiguo arenero del patio un huerto urbano con ocho parterres en el que se han instalado diversas plantaciones.

Se trata de un proyecto pionero en Benavente que está diseñado para usarse en todas las etapas educativas, desde Infantil hasta Secundaria.

"El huerto escolar no pretende nunca ser un lugar para el trabajo físico de los alumnos, es meramente un banco de pruebas donde ellos experimentarán, analizarán y en definitiva aprenderán desde una observación y manipulación programadas y controladas por los tutores", explica a través del proyecto el creador de la idea, el profesor Eduardo Rodríguez, maestro de Educación Primaria y amante del mundo rural.

Fomentar una alimentación saludable basada en lo ecológico, fomentar la cultura medioambiental así como aprender del entorno que rodea a los alumnos en lugar de a través de cosas abstractas son algunas de las claves que se quieren conseguir no sólo de la asignatura bilingüe de Ciencias Naturales (Science), sino de todas aquellas que quieran nutrirse de este innovador proyecto que permite salir del aula periódicamente y desarrollar tareas en grupos cooperativos, continuando así con el sistema de enseñanza implantado en este centro educativo recientemente.

Los propios alumnos se muestran entusiastas con el proyecto planteado y explican las cosas que más les ha llamado la atención. Marta Fernández recuerda "que los ajos se siembran sentados", Pablo Bouzada relata el invernadero que crearon "con garrafas de agua para cubrir las lechugas", Nuria Montero pregunta con interés cuántas muestras de tierra deben recoger para su posterior análisis y Andrés Colmenar consulta con sus compañeros si se deben regar los cultivos planteados.

Todos conocen su función antes de salir del aula y ponen en común las experiencias prácticas realizadas en los parterres cuando vuelven a ella.

El proyecto no dura un mes, ni un curso. Se trata de una idea puesta en marcha durante este curso 2015-2016 que pretende tener continuidad a lo largo de los próximos años. Será simbólico, que los árboles que plantan cuando llegan a Infantil puedan ser recogidos cuando se van tras acabar la Educación Secundaria Obligatoria. En todos esos cursos habrán visto la evolución de esos árboles, vegetales y muchas otras plantas, pero, sobre todo, habrá desarrollado las disciplinas aplicadas a este huerto urbano para que los conocimientos crezcan tan fuertes como las lechugas.

Tras este primer curso se realizará una evaluación para ver qué cosas se pueden mejorar e implementar en el proyecto. Entre los objetivos a largo plazo está el poder realizar donaciones de plantas al Ayuntamiento de Benavente, invitar a otros colegios y centros educativos de la ciudad y provincia a visitar el huerto escolar, convertirlo en un encuentro intergeneracional con abuelos y abuelas, así como intercambiar productos locales con otros países, "por ejemplo, enviarles pimientos de Los Valles y recibir arroz de la India", refleja el proyecto educativo elaborado por Eduardo Rodríguez, apoyado por el equipo directivo y puesto en marcha con el fin de que los brotes verdes den frutos.