La relativa placidez democrática que hemos vivido durante muchos años se ha roto de forma dramática con las veleidades independentistas de un iluminado que sigue los dictados de una burguesía catalana que pretende monopolizar las inversiones y la hacienda, para enriquecerse a costa del resto del Estado español. Cataluña está endeudada hasta las trancas y la jugada del iluminado es echar un tupido velo sobre lo que ocurre de verdad en esa comunidad: Mala gestión de los dineros públicos, corrupción entre sus "nobles" y un presunto 3% recaudado como impuesto revolucionario que tiene el trasfondo mafioso de crear un servilismo empresarial que sustente un ideario independentista con tintes claramente fascistas.

Esto que estamos viviendo en Cataluña, no nos engañemos, aunque de forma menos radical y sin iluminados salvadores de la patria que lo exploten, es una muestra de lo que ocurre en el resto del país. El endeudamiento desproporcionado de todas las administraciones, la corrupción y la mala gestión de los dineros públicos es un mal generalizado que no se ha querido atajar de raíz por falta de valentía y de proyecto político por parte de una clase política que se ha ido alternando cómodamente en el poder.

No podemos retroceder en el tiempo, y las reformas que no se han realizado a su debido tiempo se tendrán que abordar cuanto antes si no queremos que las instituciones y la credibilidad democrática se tambaleen. La improvisación y el inmovilismo son dos defectos que se deben corregir en política y para ello un buen recurso es presentar proyectos de trabajo realizables, proyectos que echo en falta en el Consistorio benaventano necesarios para evitar errores que en el futuro lastren la convivencia y la economía de nuestra ciudad.

El paro es una dramática realidad que hay que atajar de raíz, por lo que la propuesta del nuevo equipo de gobierno de formar una mesa de diálogo social con el objeto de crear empleo es una idea plausible, pero por las informaciones que vamos recibimos entiendo se queda corta al no participar en su creación y desarrollo, entre otros, sectores tan importantes en la economía de Benavente y comarca como son el agrario y el formativo.

La superficie de Benavente y comarca dedicada al sector agrario está dividida en diferentes usos, entre los que destaca el suelo dedicado al cereal, a la explotación forestal, viñedos, productos hortícolas y frutales. La ganadería de la comarca se centra principalmente en las explotaciones lecheras y a la carne dedicada al consumo humano. El potencial agrario de Benavente y comarca es inmenso, está ahí y necesita un empuje decidido para que se consolide como motor de la economía de la zona.

Está por desarrollar la Ley 1/2014, de 19 de marzo, Agraria de Castilla y León, que entre otros objetivos pretende estimular la creación de explotaciones viables y competitivas, formar a jóvenes empresarios, impulsar la investigación, el desarrollo tecnológico y la innovación y conservar el patrimonio natural, genético y cultural, asociado a la actividad agraria tradicional. Este potencial, que es real y no tenemos que esperar a que nadie nos lo traiga, y tradicionalmente abandonado, es hora de ponerlo en marcha con iniciativas incluidas en la propia Ley y con la creación de un Parque Tecnológico que dé cobertura al sector.

Otro ámbito que echo en falta en la mesa de diálogo social es la participación de los implicados en la formación profesional de los trabajadores y futuros emprendedores. La competitividad de las empresas tiene su principal recurso en la cualificación de los trabajadores y la formación profesional tiene como objetivo lanzar al mercado laboral personal competente con las exigencias de las empresas, por lo que al estar íntimamente ligada al sector productivo debe participar de forma activa en el diseño del entramado económico que se pretende para Benavente y comarca.

Seamos realistas, la Junta de Castilla y León fracasó en su intento de vertebrar una red de polígonos industriales estratégicos acorde con las necesidades reales de la comunidad autónoma, dejando sembrado el territorio comunitario de construcciones fantasmas que tardarán muchos años en tener alguna utilidad. Para que la Junta de Castilla y León invierta en el Benavente III es imprescindible que el equipo de gobierno municipal justifique de forma seria que es necesario para la recepción de proyectos empresariales que dinamicen esta comarca y no lo presente como una mera aspiración o reivindicación.

Hemos visto últimamente que lo único que aportan el Gobierno central y la Junta de Castilla y León a Benavente son reclamaciones pecuniarias a unas arcas municipales maltrechas por gobiernos municipales de su mismo signo político, por lo que le pido al equipo de gobierno de Benavente que tenga cintura política y presente su proyecto de trabajo con los recursos que tenemos, para que sea creíble y veamos una pizca de sensatez en estos tiempos convulsos.