El dicho popular del veranillo de san Martín, se hacía patente en la jornada de ayer con la bonanza de la climatología. Las elevadas temperaturas para esta época no hicieron desistir a un nutrido grupo de vecinos de Villanázar que acudieron a misa ataviados con las típicas capas. Como siempre lo han venido haciendo en este pueblo, porque para eso san Martín es su patrón, y el de los sastres y soldados.

Villanázar cuenta en su iglesia con una talla que representa a san Martín en su etapa juvenil, la de soldado del imperio romano vestido con clámide que compartió con un mendigo dándole la mitad de ella para abrigarse. Este iconografía religiosa de san Martín es única en las iglesias de la comarca, porque en las que se halla su imagen ésta aparece representada como obispo. Tal es el caso de Congosta, de Tardemézar, de Paladinos o de Mózar.

La talla del soldado del imperio romano que representa a san Martín y se halla en Villanázar preside el retablo del altar mayor y posiblemente date del siglo XVI como su coetánea la imagen de bulto de la Virgen del Rosario con el Niño en brazos. Una y otra escultura se alojan en el retablo mayor, barroco del siglo XVIII.

Hasta la iglesia de san Martín, de Villanázar, un templo con orígenes de finales del siglo XV o primeros del XVI debido al arco triunfal de acceso al presbiterio, acudían ayer sus vecinos vestidos de fiesta, porque en la jornada de ayer se veneraba a su patrón. El párroco Baltasar Villar Carbajo hacía un repaso por la biografía del soldado, monje y obispo santo, no sin dejar de desear a los vecinos una feliz jornada recordando la anécdota en el calendario del veranillo de san Martín.

El grupo de vecinos de Villanázar aprovechaba la cálida temperatura, al finalizar la misa, para compartir unos momentos de asueto y encuentros junto a la iglesia. La comitiva se dirigía entonces hasta el local social en el edificio de las antiguas escuelas donde se había preparado un convite para todos los asistentes a base de embutidos, empanadas, tortillas, pan y queso, todo ello con vino y refrescos. Algunos ya se habían desprovisto de sus capas debido al calor.Hasta aquí la fiesta de san Martín en Villanázar, en el único pueblo de la comarca donde todavía sus vecinos veneran a su patrón ataviados con capas, como manda la tradición.