La Escuela de Folclore de Benavente ha arrancado esta semana un nuevo curso en el que no han faltado las novedades, debido a la alta demanda de público que quiere aprender a tocar y bailar la música tradicional.

Se trata del cuarto año consecutivo que el Ayuntamiento de Benavente, el Consorcio de Fomento Musical de Zamora y la Asociación Reino de León y Amigos del Folclore (Arlafolk) llevan a cabo esta iniciativa, que pretende conservar la identidad de las provincias de León, Zamora y Salamanca a través de la expresión artística de la música y el baile.

La demanda de público no deja de crecer año tras año y este año el número de matrículas ronda las 120 inscripciones, según los datos facilitados por Camino Fernández, presidenta de Arlafolk, quien matiza que una misma persona puede haberse apuntado a varias asignaturas.

El aumento del alumnado ha hecho crecer también el número de clases, llegando a establecer incluso niveles de iniciación o perfeccionamiento, en función de los conocimientos de cada uno.

Las clases se desarrollan las tardes de los miércoles en la Casa de Cultura La Encomienda y entre las novedades está la inclusión de una nueva asignatura: percusión.

Siguen dos turnos para pandereta, dos para bailes, uno para flauta y tamboril y otro para pandereta y pandero de peñaparda (también conocido como pandero cuadrado). Crece además la enseñanza de gaita, con dos clases en vez de una y siguen llegando niños y niñas a la escuela, estableciendo este curso dos turnos: uno para iniciación y otro para los que ya acudieron el año pasado.

En las sesiones de folclore infantil se combinan los bailes con la enseñanza de la pandereta a través de divertidos juegos para amenizar las clases.

A consecuencia de este crecimiento de clases, se ha incorporado un cuarto profesor, Ángel María Trilla, que se encarga del nivel básico de folclore infantil, potenciando en las nuevas generaciones el gusto por lo tradicional. Continúan Amelia García y Agustín Gallego, que están en este proyecto desde sus inicios, así como María Prieto, premio Joven Valor 2014 que se incorporó al equipo docente el curso pasado.

Unión de generaciones

La Escuela de Folclore de Benavente no sólo ayuda a preservar las tradiciones a través de la música, sino que establece lazos entre diversas generaciones gracias a las melodías que se han escuchado en los pueblos desde siempre.

Es por eso que el boca a boca es uno de los más efectivos llamamientos para atraer a nuevos alumnos, que en muchas ocasiones se matriculan porque conocen a alguien que ya ha acudido otros cursos.

Madres e hijos se encuentran también aquí, como es el caso de Carmen Barrero y Rafael Pomas, este último de doce años. Van juntos a baile, aunque él también aprende pandereta y pandero cuadrado, así como flauta y tamboril. Este instrumento de viento es el que más le gusta.

Otros alumnos ya son veteranos, como es el caso de Rocío Ferrero, que lleva tres años en la Escuela y le gustan las modalidades del baile y la pandereta. "Practico poco en casa, aunque me gustaría hacerlo más", confiesa añadiendo: "lo que realmente me haría feliz es que mis hijos se apuntaran también".