Treinta y dos tapas con nombres sugerentes y todo tipo de ingredientes más o menos conocidos compiten desde ayer a la una del mediodía por hacerse con el favor del público y por aumentar las ventas de los establecimientos que las sirven durante los próximos doce días.

La octava edición de la Feria de la Tapa, la primera con preselección de participantes mediante jurado, aunque todos los establecimientos que se presentaron están en el certamen, arrancó ayer y se prolongará hasta la festividad de El Pilar.

La oferta de esta edición incluye desde cornetes ibéricos hasta brownies de toro, pasando por consejos de ministros, caprichos de mar y tierra, hasta mares de torería o toros enmaromados. El público es ahora el que decide y tiene para elegir entre pequeños bocados más o menos clásicos y otros más sofisticados. En la oferta no faltan tostas, cremas o canelones, pero tampoco emulsiones, texturas, falsos bocadillos.

Las guías repartidas y disponibles en los bares participantes, en los que se exhibe la imagen de la tapa ofertada con el logotipo de la feria, informan de los nombres e ingredientes de cada tapa y los horarios en los que se sirven en cada establecimiento.