Durante la pasada campaña electoral de las elecciones municipales, el Partido Popular y yo como candidato, advertimos de que un Gobierno de coalición de izquierdas traería inestabilidad e ingobernabilidad a Benavente. Lo que no podía imaginar es que llegara de manera tan rápida y que una vez más la izquierda fuera a recurrir a lo que mejor sabe hacer y siempre ha hecho, hacer propaganda y mentir sin escrúpulo para tapar su desconocimiento y su incapacidad como ya ocurrió en el pasado.

Ha sido un triste espectáculo comprobar que al PSOE y a Izquierda Unida lo primero que les preocupó fueron sus sueldos, cuatro por primera vez en la historia municipal de Benavente. Ha sido un hito en el cinismo político ver como el alcalde de Zamora se fijaba un sueldo muy inferior al del alcalde de Benavente, y que Manuel Burón después de años de letanías sobre lo que cobraban los alcaldes del PP, no tuviese ningún problema en renunciar al ejemplo de su camarada Guarido. Lo resolvió de un plumazo apoyando el sueldo de Huerga, fijándose una buena retribución para él, y mirando para otro lado con las manos en los bolsillos y silbando al viento el tradicional "pío, pío, que yo no he sido". Ha sido inaudito presenciar como nada más acordar sus sueldos, Burón y Huerga se fueron de vacaciones. El dos por uno que tanto le gusta pregonar a Manuel Burón comenzó de la mejor manera posible para Benavente: descansando en la playa. El esfuerzo del pacto los dejó agotados. Un pacto cuyo contenido, por cierto, ningún benaventano conoce, dada su transparencia cristalina.

Así que resueltos los sueldos, las vacaciones, y con los proyectos que dejó el equipo de Gobierno que presidí en marcha, solo les quedaban dos cosas para seguir en el gran camino de salvar Benavente: echar una mano a los coleguitas y culpar al Partido Popular de todos los males y desastres. Todo el mundo sabe en Benavente por qué la primera medida de Huerga fue peatonalizar los fines de semana la zona de los vinos. Todo el mundo en Benavente conoce que la construcción a toda velocidad del merendero de su compañero de lista no ha sido casual ni era desconocida para el alcalde. Es curioso que mientras estas cosas pasaban y el Partido Popular las denunciaba, al equipo de Gobierno no le preocupara otra cosa que aumentar los efectivos para mirar debajo de las alfombras municipales y poder decir que malo ha sido el PP. Hace 12 años pasó lo mismo, también buscaron al demonio, y todo el mundo en Benavente sabe como acabó aquello.

En estos tres meses no ha habido ni una sola decisión de interés para los benaventanos, pero sí mucha propaganda. Lo mejor ha sido oír decir al alcalde que una de sus grandes medidas ha sido cerrar la Plaza Mayor y que son incontables los benaventanos que le han felicitado. Es cierto, como en aquella película bélica en la que el general celebraba el entusiasmo con el que combatía su ejército, porque hasta a la ofensiva se había sumado la brigada de enterradores, la admiración de los benaventanos por esta medida ha producido colas en la puerta del despacho de Huerga para darle las gracias. Se puede comprobar también cada fin de semana. La Plaza Mayor se abarrota y parece ser que para el invierno hay reservas.

Lo más preocupante no son, sin embargo, los errores del equipo de Gobierno, su inactividad, o su afición por la propaganda o por la palabrería hueca. Si a la inexperiencia se le añade la mentira, hay mala fe. Y si además se hace públicamente, la mala fe busca hacer daño. El alcalde y el primer teniente alcalde no tuvieron ningún rubor en mentir a la ciudad en el último pleno. En nombre del Partido Popular les pedí que rectificaran públicamente tras habernos acusado de utilizar dinero del Ayuntamiento para pagar publicidad a cadenas de televisión y así beneficiarnos en la campaña electoral y, después, asegurar que hasta que el PSOE e Izquierda Unida no llegaron al Ayuntamiento no ha habido legalidad. El alcalde dijo que no había dicho tal cosa pero pareció pedir disculpas. Le presumo buena intención al disculparse por algo de lo que dice no ser responsable. Manuel Burón, coordinador de Izquierda Unida, partido artífice del otro comunicado, lo negó todo sin embargo. Ha dado igual que las palabras de uno se emitieran en televisión, se grabaran y se escribieran. No importa que el comunicado de Izquierda Unida diga literalmente lo que los medios de comunicación publicaron. Ellos dicen llamarse Andana y no dijeron, no fueron, no estaban allí. Lamento profundamente que cien días después de que la izquierda gobierne Benavente no haya habido ningún avance en resolver las necesidades de la ciudad y que el estilo político de este equipo de Gobierno sea la opacidad, el miramiento por los intereses de sus amigos y la mentira a toda costa. Pedir lealtad a la oposición y presumir de integridad y candor es una mala broma; tomarle el pelo a Benavente es otra y el Partido Popular estará siempre enfrente.