Son piezas de pequeño tamaño, pero su brillo y relieve reflejan que detrás hay mucho trabajo.

Se trata de cuadros hechos al horno, que se trabajan con polvo de cristal. La técnica del esmaltado consiste en fundir al fuego los metales que se usan como si de pinturas se tratase.

La autora es Angelina Alonso Alonso, que nació en Villarín de Campos y tiene familia tanto en Benavente como en Zamora.

Alrededor de cuarenta piezas, en las que se incluyen obras propias y copias de otros pintores, como Sorolla, protagonizan la exposición que ayer se inauguró en el Centro Cultural Soledad González y que estará abierta al público hasta el próximo 25 de septiembre.

En ella, el visitante encontrará motivos religiosos, paisajes y rincones conocidos de la provincia como es la Torre del Caracol, los cielos de Tierra de Campos o el Duero a su paso por Zamora bajo el puente de piedra.

Angelina Alonso lleva treinta años realizando esta tarea y explica con paciencia la técnica: "uso una placa de cobre que se protege con un esmalte transparente por ambos lados para evitar que se oxide".

Alonso tiene preparado un muestrario de colores, con el polvo de cristal ya preparado, donde elige los colores que va a utilizar.

Usa "espátula y pincel" y rellena el dibujo que ha hecho previamente "como si fuera un puzzle", según indica ella misma.

Material de Alemania

Se trata de un proceso muy laborioso "porque hay que meterlo en el horno para que las sucesivas capas que se aplican se fundan unas con otras", llegando a alcanzar los mil doscientos grados centígrados en su punto más alto y los seiscientos cincuenta en el más bajo. Alonso conoció esta técnica a través de un curso de la Junta de Castilla y León que recibió hace muchos años y me encantó. "Ya iba a clases de dibujo y pintura, pero esta técnica me enganchó", explica añadiendo que tuvo "la oportunidad de que mi hermano me trajese un horno de Alemania, por ser uno de los centros donde se fabricaban estos productos".

Son materiales costosos y difíciles de encontrar. Lo más cerca es Valladolid y ahora tiene menos, por eso su valor cobra aún más sentido.

La exposición ha estado en Toro y no descarta llevarla a otros municipios. De momento, puede disfrutarse en Benavente en el horario propio de la biblioteca.