¿A quién no le gusta coleccionar cosas? Y, especialmente, ¿a quién no le gusta coleccionar recuerdos?

La familia Zurro Alfonso, de Moratones de Vidriales, es experta en coleccionar recuerdos que han ido acumulando a lo largo de las décadas.

La madre, Isabel Alfonso, más conocida en el pueblo como Isabelita, es quien comenzó a guardar los aperos que sus antepasados utilizaban en las tareas de labranza, como son los rastrillos, los arados, las cribas, etcétera.

También las vasijas que se usaban para cocinar, almacenar o transportar la comida o las balanzas donde pesar el trigo o la cebada.

Su marido, Alfredo Zurro, se encarga de los artilugios más grandes, como son los carros, los martillos, el yunque o cualquier otro utensilio que los vecinos y familiares quieran echar a la basura y ellos prefieren guardar.Una de sus dos hijas, Beatriz Zurro, explica que a su madre "siempre le ha gustado coleccionar cosas", por eso en su casa se pueden ver vitrinas enteras de llaves o cerraduras, así como patos en las estanterías o los platos pintados del patio, acudiendo a otro tipo de elementos menos tradicionales.

Con el esfuerzo e inversión de décadas, han acabado convirtiendo su casa en un museo particular con el que se puede viajar al pasado a través de los elementos que conservan en perfecto estado y han colocado cuidadosamente colagadas de las paredes.

Cuando se entra en casa, las herraduras colgadas de las vigas anuncian el gusto de la familia por la colección, pero no es nada comparable con lo que se encuentra al llegar al interior, donde predomina el estilo rústico y se observa el buen estado de los elementos, cuidados y reparados con cariño.

El rincón familiar

Sin embargo, el rincón preferido de Isabelita es la sección de recuerdos de sus hijas: las fotos y recortes de periódico donde aparecen tanto Beatriz, militar, como Marta, jugadora de baloncesto profesional.

"Ellas son mi mayor tesoro", indican sus padres, orgullosos, rogando que sus sucesoras conserven esta colección particular.