Mucha gente, pero solo de paseo. Es el resumen de los comerciantes de los puestos del mercadillo de la ropa, que ayer jueves no pudieron hacer "su agosto", como ocurría antes de la crisis.

La proximidad del 15 de agosto convierte este día en el mercadillo más concurrido de gente en Benavente: a los que están de vacaciones en la ciudad se suman los turistas y todas las familias que están pasando unos días en las localidades de la Comarca de Los Valles.

El hecho de que esta fiesta nacional caiga este año en sábado hace que menos gente pueda acudir si está trabajando, pues son dos los días a solicitar en el trabajo. La climatología también influye y ayer el fuerte viento revolvió el ambiente. Sin embargo, la explicación que tienen en común los comerciantes es la falta de liquidez en la cartera.

Francisco López, dueño de uno de los puestos en el mercadillo de la ropa, asegura que las ventas han llegado a caer "hasta un 50%" y eso que sus prendas cuestan entre dos y tres euros.

Más consumiciones

La Cañada de la Vizana, Herreros, La Rúa, la plaza del Grano y el entorno de Santa María fueron algunos de los puntos clave donde ayer pudo apreciarse la gran afluencia de gente. Esto se nota en las consumiciones de los bares, restaurantes, heladerías y en las compras de supermercados, donde entre las doce del mediodía y las dos de la tarde pudieron verse largas colas en las cajas.

La tradición del tapeo también se notó en los establecimientos de hostelería de la zona centro, que vieron llenar sus barras y mesas de visitantes de localidades cercanas.

Otro tipo de servicios, como las tiendas de ropa y calzadoo las fruterías sufrieron el efecto contrario: la gente se fue a los mercadillos instalados a pie de calle y en sus cajas se notó una menor recaudación que en el resto de la semana, aunque los escaparates de rebajas también atrajeron a público.

La crisis han hecho que más gente acuda en verano a los pueblos, en lugar de irse de vacaciones a la playa o de viaje. Sin embargo, esas dificultades económicas también se notan en Benavente, que nutriéndose de la comarca en la mitad de su economía, ve pasar la gran afluencia de gente por delante del escaparate o revolviendo los montones de ropa, como ayer ocurría en el mercadillo, pero sin llegar a sacar la cartera del bolso, por barato que sea el precio.