"San Cristóbal no ha salido de una fiesta y ya estamos celebrando otra", decía en su homilía el párroco Ángel Carretero ante un templo abarrotado de público y arropado el oficiante por una nutrida nómina de compañeros en el presbiterado.

Este joven sacerdote se refería a la pasada fiesta de la Virgen de la Trinidad con una ceremonia solemne, aunque no tan rica en la liturgia como la celebrada en la calurosa jornada de ayer. Carretero Martín animaba en su disertación ante los fieles a la convivencia logrando revestir la ceremonia religiosa en honor al patrón del boato y solemnidad característicos de una festividad señera. No faltó nada a la improvisación y la participación en la misa con las agrupaciones peñistas, grupo coral, representantes municipales y, sobre todo, el numeroso público que llenaba "la catedral" del Esla.

Como estaba previsto y el maestro de ceremonias se encargó de recordar, la comitiva procesional salía a la calle, con la imagen del patrón, en una ordenada disposición.

Cruz Parroquial, enseñas de las agrupaciones peñistas, monaguillos, turiferario, portador del acetre con el hisopo, la imagen de San Cristóbal portada en andas, los sacerdotes y el público buscando las excasas zonas de sombra donde mitigar los axfisiantes rayos de sol.

Los sones de la agrupación musical benaventana, Charabanda, se encargaban de realzar la comitiva.

San Cristóbal de Entreviñas inauguró la programación en la jornada del jueves con juegos, el pregón y una suelta de carretones.

En la tarde de ayer, la plaza Fontanilla volvía a vestirse de fiesta para un espectáculo familiar y la octava edición del encierro urbano con la primera suelta de un novillo y tres vaquillas. Los vecinos continuan los festejos que incluyen las tradicionales verbenas, hasta el lunes.