Francisco Alcalá Estébanez "Cachobo", un cortador natural de Valderas de 20 años de edad, participaba cada año en no menos de cuarenta encierros en localidades de Valladolid, León y Zamora. Eso hasta el 15 de agosto de este año en Castrogonzalo, donde un grupo de jóvenes presuntamente de localidades vallisoletanas y al menos tres sicarios , al parecer a sueldo, intentaron lincharle tras una persecución de vehículos por las tierras en la que llegaron a dispararle con una pistola. A Fran Cachobo, como se le conoce, la preocupación por lo sucedido todavía le dura y le altera el sueño, según reconoce.

La mañana del 15 de agosto, Castrogonzalo realizaba la suelta de dos toros cuatreños por las tierras en sus fiestas patronales. Algunos conocidos advirtieron al joven de Valderas que un grupo de jóvenes le buscaba para ajustar cuentas. El cortador, que no recordaba motivo alguno por el que pudiera ser malquerido u objetivo de nadie, pensó que se trataba de una confusión y que en todo caso y dado que en Villalpando se celebraba también un encierro ese mismo día, no tendría ningún problema. Así las cosas, y con la intención de participar en los cortes programados en la plaza de toros de Castrogonzalo por la tarde, "Cachobo" acudió a la localidad con su novia y su amigo en su coche para asistir al encierro y después a los recortes.

Un participante que conducía un todoterreno amarillo y que le conocía le advirtió de que le estaban buscando. La advertencia cobró forma poco después, al terminar el encierro campestre del primer astado y prepararse la suelta del segundo. En una zona en la que no había gente fue rodeado por cuatro vehículos en los que viajaban más de una decena de jóvenes y, como comprobó más tarde, al menos tres sicarios de presunto origen centroeuropeo. Fran se dio a la fuga conduciendo por las tierras, perseguido por los cuatro vehículos. En un momento observó, al igual que el amigo que viajaba con él, que desde uno de los coches un hombre se asomaba por la ventanilla, les apuntaba con una pistola y disparaba. "Sé que la gente ha hablado de varios disparos y muchos han venido a ver el coche, pero solo hubo un disparo y no impactó en mi vehículo, aunque mi amigo se quitó la camiseta pensando que le habían herido", explicó a este periódico.

En este trance, la novia del joven, llorando y bajo un fuerte un ataque de nervios telefoneó al 112 informándoles de lo que estaba ocurriendo. Durante la persecución también pudieron telefonear a los padres de Francisco, que viajaron inmediatamente desde Valderas hasta Castrogonzalo. La persecución fue presenciada desde la distancia por un vecino de la localidad leonesa y su nieto, que corroboraron al parecer lo sucedido.

El desenlace se produjo poco después. Fran llegó a una zona en la que había gente y vehículos congregados. Los perseguidores no se arredraron, le rodearon y descendieron armados con bates, porras y cachas. En el interín llegó el padre del joven y al grupo se arrimó gente de Valderas y de Castrogonzalo. Los primeros atacaron, golpearon y lanzaron las porras. El padre de Fran recibió un golpe en la cabeza y un mordisco del que tuvo que ser atendido médicamente. Al final apareció la Guardia Civil, aunque los tres sicarios se dieron a la fuga en un vehículo, "un Opel Frontera de color granate". La Guardia Civil, siempre según el relato de la víctima, identificó a los autores e inspeccionó los vehículos donde halló una parte de los bates, porras y cachas empleados por los agresores; el resto los habían arrojado en las tierras. También buscaron la pistola pero no la encontraron. Al final, los agentes dejaron irse a los identificados "mientras la gente de Castrogonzalo les pedía que les detuvieran porque si no irían tras ellos".

Pasadas las dos de la tarde, Fran y su novia acudieron al Puesto Principal de Benavente, donde presentaron denuncia relatando lo ocurrido. "No he vuelto a saber nada de la Guardia Civil, aunque alguien me dijo, y yo lo vi con una barra de hierro ese día, que un chaval de Villalpando había pagado 600 euros a aquella gente. Poco después lo encontré en Villalpando y le pregunté por qué lo había hecho. Me contestó que había sido un error y que estaba tratando de arreglarlo". Según Francisco Alcalá, había sido confundido con su hermano mayor unos 15 días antes del incidente de Castrogonzalo se había visto envuelto en una pelea en otra localidad de la zona. Después del incidente y lo de Villalpando, Fran acudió a las fiestas de San Cristóbal donde sufrió un percance en un menisco. "Desde entonces no he vuelto a ningún encierro y no dejo de acordarme de lo que pasó", asegura.