En el santuario de la Virgen del Campo en Rosinos de Vidriales no cabía ayer un alfiler. La jornada romera estuvo precedida de un novenario dedicado en cada jornada a las parroquias vidrialesas. La celebración culminó con los oficios religiosos en honor a la Señora, a la patrona del valle de Vidriales.

La cita romera tenía en esta ocasión un importante atractivo como es el del estreno del pendón del templo mariano que ha venido a sustituir a uno anterior. Un paño damasquinado con franjas de colores blanco y azul celeste, bordado con hilos de oro y con una superficie de 36 metros cuadrados y un mástil de 9 metros, confeccionado y sufragado sus costes por una devota, era bendecido por el rector del santuario y párroco de Rosinos de Vidriales, Miguel Hernández, en un emotivo acto en el que la nueva enseña romera estaba arropada por una veintena de pendones y pendonetas de localidades de la vecina provincia leonesa, del valle del Eria, de la Valdería y de la Bañeza.

Previamente a la bendición de la ya enseña romera de Vidriales, una comitiva de pendones partía desde San Pedro de la Viña hasta el santuario, a cuyos pies se desplegaba el paño ante la Señora del Campo. Un círculo de pendones leoneses se erigía en testigo histórico de este singular acto aplaudido por el numeroso público que había acudido hasta este santuario mariano en Rosinos de Vidriales donde en el medievo existió un cenobio y siglos antes, en la época del Imperio custodiado por las milicias de Petavonium, muy probablemente un templo romano.

Los romeros partían en procesión por la explanada del santuario en una comitiva precedida por la veintena de enseñas izadas al viento, saludando a su nueva compañera y arropando a la Señora, porque para eso habían venido hasta el santuario, para rendirle homenaje a la patrona del Valle de Vidriales, a la Virgen del Campo.

La misa solemne presidida por el vicario general de la Orden de la Sagrada Familia, el religioso José Antonio Nieto y concelebrada por sacerdotes vinculados a Vidriales, el Vicario Episcopal de la Zona de Zamora, Pedro Centeno, el ecónomo de la Diócesis de Astorga, Víctor Murias y los sacerdotes, Aurelio Miguélez, Pedro Aparicio Blanco, Gabriel Benavides y como maestro de ceremonias, el rector del santuario, el párroco Miguel Hernández. Una logística preparada días antes permitió que todo saliera a la perfección. La asociación "Amigos del santuario de la Virgen del Campo" hizo bien su trabajo.