Todas las recetas estaban enmendadas. Recogían el medicamento que originalmente les había recetado el médico de las tres localidades y también su firma, pero con una tachadura. Sobre el fármaco recetado se salvaba la enmienda añadiendo el nombre de un anticancerígeno para la próstata, en el caso de los hombres, y para el cáncer de mama, en el de las mujeres. En otros casos la enmienda era de un fármaco de alto precio para combatir un herpes grave u otras dolencias extrañas. Al lado aparecía otra firma que supuestamente imitaba la del médico.

El número de casos de recetas enmendadas se desconoce pero podrían ser numerosos. Sacyl solo ha sondeado a personas de entre 50 y 65 años y también a algunos jóvenes para evitar alarmar a jubilados y personas de edad y, sobre todo, con el propósito de obtener respuestas más claras. Los medicamentos anticancerígenos, ampollas inyectables en dos dosis para los hombres, y pastillas contra el cáncer de mama para las mujeres, además deotros fármacos caros, tienen un precio de entre 120 y 300 euros.

Sacyl citó por carta a más de veinte vecinos de las tres localidades del término municipal en el consultorio médico. Luego pidió al Ayuntamiento algunos despachos adicionales para agilizar el interrogatorio al tratarse de un «asunto delicado». La citación lleva fecha de 29 de octubre y hacía alusión a la prestación farmacéutica de cada usuario. La carta les convocaba a todos a las diez de la mañana del pasado día 12.

La inspectora jefe de Farmacia, dos inspectores más y el médico, dedicaron dos horas a realizar preguntas a los vecinos. Tras tranquilizarles primero individualmente informándoles de que estaban investigando «anomalías» en la farmacia, les mostraron la receta original en la que figuraba el usuario, el número y el médico que la había prescrito , así como el nombre el farmacéutico de Ayoó que las había dispensado. Entonces venían las preguntas. ¿Ha realizado usted la enmienda que aparece en la receta mostrada? ¿Las firmas que aparecen salvando las enmiendas han sido realizadas por usted? ¿Recibió en la farmacia el medicamento que figura tras la presentación de la receta?

Las respuestas fueron negativas en todos lo casos y causaron el mismo estupor entre los vecinos, que de repente supieron que las recetas que les habían prescrito habían sido manipuladas y cargadas presuntamente en su tarjeta sanitaria anticancerígenos u otros fármacos de alto precio para enfermedades que no padecen.

Según ha podido constatar este periódico los usuarios recibieron en la farmacia de Ayoó las recetas que les habían prescrito originalmente: pastillas para dormir, medicamentos contra la hipertensión, antiinflamatorios, colirios o medicamentos contra los vértigos, entre un largo y variado etcétera. Las recetas manipuladas fueron dispensadas entre enero y mayo de este año.

Cuando una farmacia recibe una receta se dispensa el medicamento, se entrega el resguardo al cliente (muchos los rompen), se añade el cupón del fármaco a la receta y luego se factura. Una vez al mes se llevan todas las recetas al Colegio de Farmacéuticos, que hace de intermediario, y este a su vez las envía (todas las de la provincia) en cajas a Zaragoza, donde se examinan las recetas reteniendo las anómalas y se procesan los abonos correspondientes a cada farmacia en los meses siguientes.

¿Qué ha ocurrido realmente en Ayoó? Presuntamente y a expensas de conocer los resultados de la investigación del Sacyl, las recetas, una vez entregadas en la farmacia, fueron enmendadas, esto es, tachados los medicamentos realmente vendidos y añadidos los anticancerígenos u otros fármacos caros. En Ayoó, Congosta y Carracedo esperan el desenlace entre dudas, sospechas y un enfado creciente.