«Todavía me dura el susto», asegura Jose Osorio, de 77 años, que tiene pendiente aún denunciar ante la Guardia Civil que otros guardias civiles falsos le intentaron robar sus dos galgos. Esto ocurrió el domingo a las diez de la mañana, cuando dos hombres «corpulentos que me sacaban la cabeza» se presentaron en la vivienda de José, en Fuentes de Ropel. «Uno vestía con uniforme de la guardia civil y el otro con un jersey rojo. Bajaron de un todoterreno de color negro y me dijeron que eran del Seprona y que les había mandado el capitán de Benavente a hacer unas fotografías de los perros por los robos que se estaban produciendo».

A José Osorio, aficionado a la caza con galgos, algo no le acabó de cuadrar en aquellos hombres que no venían en un vehículo de la Guardia Civil y no vestían de uniforme como cualquier pareja normal de agentes. «Yo les pedí la identificación y me enseñaron un carné de ocho por seis centímetros con la bandera de España», explicó.

Convencido a medias, José Osorio caminó con los dos hombres los cerca de 200 metros que separan su vivienda del viejo casón donde guardaba sus dos galgos, «Rumba» y «Puma», ambas hembras, no sin advertirles que su sobrino dormía en una habitación.

Los tres entraron en la vivienda por la puerta, atravesaron varias dependencias y salieron al patio, donde separados por una valla, estaban los dos animales.

El agente uniformado, siempre según el relato de José Osorio, hizo como que tomaba fotografías y de repente le pidió a su compañero que fuera a buscar el coche y que lo colocará en la parte trasera de la casa. Una antigua puerta de madera para vehículos, con otra más accesible de madera, comunica directamente el patio con la calle. El supuesto agente «que hacía como que fotografiaba a los galgos» le pidió que saliera a indicarle a su compañero. Este aparcó en la parte trasera de la vivienda, desde donde los animales eran accesibles. Al volver a entrar, el falso agente ya había abierto la puerta y a hora le invitaba a buscar las cartillas de los animales. «Vaya a buscar las cartillas de los perros, me pidió. Fue cuestión de segundos, si no se hubieran llevado los galgos. Yo les grité ladrones y les dije que iba a llamar a la Guardia Civil y rápidamente salieron huyendo en el coche».

Recientemente habían robado en el pueblo un ejemplar hermano de un galgo premiado, y otro tanto había ocurrido también en La Torre. Pero todo pareció encajar más cuando Galgomanía, una web especializada, publicó que el jueves, varios hombres de mediana edad y haciéndose pasar por agentes de la Guardia Civil habían fotografiado las instalaciones donde un vecino de 78 años de la localidad salmantina de Rágama tenía sus tres galgos. El hombre, confiado al ver las placas de los supuestos agentes, accedió a todas su pretensiones. Al día siguiente forzaron el recinto y robaron los galgos . Fueron visto huyendo con ellos en un todoterreno Jeep Cherokee con la matrícula sucia.

«Todavía me dura el susto», repite José Osorio recordaron su experiencia. «Si no les hubiera dicho que el sobrino estaba en la casa me hubieran dado una paliza y se hubieran llevado los perros, y los dos bien valen un millón de pesetas», añade.