«Si don Aquilino viera esto, qué feliz se sentiría», así se expresaba una devota de san Lucas del Espíritu Santo, patrón de Carracedo de Vidriales y del Valle, refiriéndose al que fuera párroco de Carracedo, Aquilino Cavero, ya fallecido y propagador de la devoción a este santo y del acontecimiento celebrado al mediodía de ayer en el santuario mariano de Rosinos. Centenares de devotos participaron en la procesión con las imágenes de la Virgen del Campo y la de san Lucas. Ambas esculturas cruzaron juntas por primera vez el umbral de la puerta realizada por el escultor Coomonte y recién instalada en el templo mariano tras su renovación y traslado desde el seminario de Astorga, bajo el tañido solemne de las campanas también recién refundidas gracias a la donación del padre Alvaro Huerga, dominico que en sus primeros años se educó en la ya desaparecida preceptoría de la Virgen del Campo, edificio adosado al santuario. Previa a la procesión de las dos imágenes que por primera vez lo hacían juntas con ocasión de celebrarse el XXV aniversario de la canonización de San Lucas del Espíritu Santo, los oficiantes de la ceremonia religiosa procedieron a la bendición de las puertas y de las campanas. En este último caso a cargo del rector del santuario, Miguel Hernández, y en el primero, por parte del oficiante mayor, el presidente del cabildo catedralicio astorgano, Miguel Sánchez Ruiz, acompañado de sacerdotes vinculados al templo mariano.

Como en las grandes ocasiones, hacía años que no se veía el templo de Rosinos, dedicado a la Señora de Vidriales, con tanta presencia de público. Todo el valle se hizo ayer romero, porque a la cita acudieron vecinos de la mayor parte de las localidades vidrialesas.