Los vecinos de Villabrázaro disfrutaron en la jornada de ayer de una de las fiestas más entrañables en esta localidad y que cuenta con una arraigada devoción. La imagen del Bendito Cristo de la Agonía recibía a sus devotos. Ya no tantos como hace siglos por la pérdida de población, pero en algunos de estos vecinos se viven los sentimientos por igual. Su Bendito Cristo de la Agonía o de las Agonías como dicen muchos de ellos, es festejado por todo lo alto en los días previos al lunes de Pentecostés, aunque es precisamente en esta jornada cuando se llevan a cabo los actos de veneración pública con una misa solemne en la iglesia parroquial, el canto del Ramo y la procesión en la tarde con la esbelta talla del Crucificado de autor anónimo y de mediados del siglo XVIII.

Como mandan los cánones litúrgicos, la misa solemne estuvo oficiada por varios sacerdotes de las parroquias cercanas y oficiada por el encargado de la parroquia de la Magdalena, la patrona de Villabrázaro, Ángel Baladrón. Previamente a la misa, el grupo de mujeres del coro parroquial ocupaba sus asientos en primera fila del templo, junto al presbiterio y a los pies del Bendito Cristo de la Agonía. El llamativo cromatismo de los vestidos del grupo de mujeres, ataviadas con trajes regionales, la mayoría confeccionados por ellas mismas en los diversos cursos organizados en el pueblo, contrastaban con la sencillez del templo. Muchas de estas féminas portaban sobre sus hombros mantones merinos con una antigüedad superior a 150 años y que forman parte del ajuar familiar. Al finalizar la misa se realizaba un tradicional acto que es muy probable se remonte al año 1860. El «mozo» de Villabrázaro, David Alonso, con más de 70 años de edad, portaba el ramo de las roscas del Bendito Cristo para ser bendecidas por el cura y ser subastadas al finalizar los actos religiosos por la tarde. Un total de 168 roscas, 78 en cada cara del Ramo y una docena en su cúpula, sujetas cada una de ellas con delicadeza por finos hilos, sobre la enseña anual, a las que se sumaban otras más en unas cajas y algunos roscones, esperaban a ser bendecidas por el párroco. El grupo coral se encargaba de entonar una antigua loa, ya no de 46 estrofas como hace tiempo, sino de 17, «ya que sino estamos mucho tiempo cantando», decía una de las féminas del coro. El Ramo con las roscas sería sacado a la calle por la tarde, en la procesión del Bendito Cristo de la Agonía a cuya talla le acompañaba una imagen vestidera de la Virgen del Rosario, también del siglo XVIII. Los bailes en la plaza organizados por la asociación Brigeco y el chupinazo fin de fiestas pondría el colofón a los festejos organizados por el Ayuntamiento en Villabrázaro durante el fin de semana y ayer lunes en honor al Bendito Cristo de la Agonía.